El bebé, de cuatro meses de edad, fue llevado a un hospital con contusiones en su cuerpo y varias fracturas de costillas. Esto hizo que un funcionario de la oficina del médico forense dijera que la muerte era "algo sospechosa", y que debía investigarse a los padres.
Lee más en ¿Qué más?: Padre mató a su hijo porque hacía demasiado ruido con los videojuegos
El bebé, Eduardo Rocha Ovalle, de 4 meses, no respondía cuando sus padres lo llevaron al Centro Médico de la Universidad de Nueva York, a las 21:00 horas de este martes. Fue declarado muerto media hora después de llegar al hospital.
Pero todo se complicó aún más porque el pequeño presentaba moretones en todo el cuerpo, cuatro fracturas de costilla, que son consistentes con compresiones en el pecho, así como síntomas de deshidratación y bajo peso.
Los padres del niño son Eduardo Rocha Bracamontes, de 36 años, empleado del Consulado de México en Nueva York, y a su esposa, Gina Ximena Ovalle, de 26 años.
Los dos están siendo interrogados por la muerte de su hijo, Eduardo, quien al morir presentaba hematomas y rasguños.
Un funcionario del Departamento de Policía de Nueva York reveló que en la autopsia preliminar no se encontraron indicios de criminalidad, pero se continuarán realizando otros estudios para esclarecer la causa de muerte del niño.
Por su parte, Wanda Hernández, de 52 años, superintendente del edificio donde el niño vivía con sus padres, dijo a los periodistas que ya la pareja había dado de qué hablar porque la policía había tenido que acudir a su apartamento por un problema de violencia doméstica.
Y que ella oyó cuando Gina Ovalle, la madre del bebé, le dijo a una mujer policía que su esposo, el diplomático Eduardo Rocha Bracamonte, la había maltratado físicamente al arrancarle de los brazos al bebé.
La super agregó que ella misma vio "unas marcas como de cruces" en los brazos de la joven madre, que fueron causadas cuando el esposo "la jamaqueó", así dijo.
Como se ve, aún en el caso de que la pareja sea eximida de toda culpa en la muerte de su bebé, da la impresión de que ya hay antecedentes de violencia doméstica, un azote del que ningún sector social está exento.
Imagen vía Thinkstock