Hay pocas cosas que me den tanta rabia como las manchas difíciles de sacar en la ropa. Ya te puedes imaginar la escena, una camisa blanca preciosa, la primera vez que te la pones y típico que te cae vino en ella, o un poco de esa salsa tan deliciosa como grasosa que hiciste para el pollo de tu suegra. Peor aún, te pones un vestido nuevo por primera vez y tu adorable retoño te lo mancha con un marcador de tinta indeleble. ¿Te ha pasado? A mí más de una vez.
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Pero aunque las manitos pegostosas de nuestros hijitos son culpables de muchas manchas, pocas son tan difíciles de sacar como las de pintura de labios. Un truco buenísimo es untar vaselina sobre la mancha. Esperar unos 15 minutos y lavarla con agua caliente.
Las manchas de sangre salen con bastante facilidad con agua oxigenada. Lo importante es humedecer mucho la prenda e insistir varias veces. Después, completa el tratamiento con un producto especial o jabón para lavar los platos.
La tinta puede ser un hueso duro de roer hasta que te das cuenta de que se puede sacar con acetona. Se encuentra en forma pura en las ferreterías y con otros compuestos en los estantes de productos para uñas. Ambos funcionan bien, aunque mientras más fuerte, mejor funciona. Eso sí, haz una prueba pequeña en una esquina, no vaya a ser que se destiña la tela y todo quede peor.
Las manchas de vegetales y verduras y hasta aguacates (paltas) se remueven frotando un limón sobre la parte afectada y lavándola de inmediato.
Creo que todas sabemos del truco del talco y la harina contra la grasa, pero, ¿has probado alguna vez con champú o con jabón para lavar los platos? Es infalible.
Ahora, te comparto lo más importante que he aprendido sobre lavandería desde que estoy usando regularmente las secadoras. Si lavas una prenda con una mancha, verifica que se haya lavado antes de ponerla a secar. Si lo haces te puedes despedir para siempre de quitarla. El calor extremo de las secadoras hace que la mancha se fije.
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