Cuando vi donde vive este diseñador californiano juré no volver a quejarme de mi pequeño departamento en Harlem; sin embargo, cabe destacar que vivir en un basurero de 2,000 dólares totalmente equipado ya no me suena tan mala idea. ¿En qué momento comencé a pensar que vivir en un basurero no está tan mal?
Gregory Kloehn convirtió su basurero de Brooklyn en un acogedor hogar y me hizo sentir un poquito de envidia.
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A ver, empecemos analizando el basurero/departamento. No es como las favelas que todos conocemos en Latinoamérica, no señor. Este basurero fue estratégicamente diseñado para ser una pequeña casita. De esas que en nuestros países de origen abundan.
"Se me prendió el foco", dijo Kloehn. "Éste es la estructura perfecta para una casa". Bueno, definitivamente en gustos se rompen géneros, para mí la estructura perfecta es el Palacio de Buckingham, pero cada quien con sus gustos…
El diseñador no sólo adecuó el hogar con un inodoro, hielera, cama/sofá (como en el que yo duermo cabe destacar) y cocina, sino con rueditas para hacerla móvil.
Para obtener agua potable instaló un tanque de 6 galones de agua potable en el techito, agua que cuando es usada en el lavabo, se conecta con el inodoro y lo que no se usa se recicla en el "baño" o se dirige a una pequeña regadera al exterior.
En casi un diseño digno de un mexicano, adhirió un pequeño asador en uno de los costados de su "casa", porque admitámoslo, no sería digna de llamarse casa sin uno de ellos. Dentro de sus amenidades hay un microondas y una pequeña estufa. Las dos funcionan con electricidad que hizo posible Kloehn.
"Creo que la gente que pasa se sorprende de que alguien se haya tomado el tiempo para hacer de algo así un hogar", comentó el creador.
Por más que veo el vídeo, la verdad es que no me indigna ni mucho menos. Probablemente yo vivo en el doble de espacio y viéndolo con mucho cariño. Se me hace una GRAN idea para implementar en países que sufren de problemas de espacio y desean hacer viviendas justas y eficientes.
Confieso que desde que vivo en Manhattan mi idea de espacio se ha modificado tanto, que cuando regreso a casa de mis padres, amigas, abuelos etc, me siento como millonaria. El lujo con el que estamos acostumbrados a vivir se prueba hasta innecesario. La verdad es que necesitamos de muy poco para vivir bien.
Yo soy rata de ciudad y mi infancia la pasé jugando en parques y azoteas de la ciudad de México. No por ello me traumaticé. Lo que si es que tengo el profundo anhelo cada vez que paso por praderas en la carretera de correr cual Novicia Rebelde extendiendo los brazos… ¿Qué piensan? ¿Necesitamos de grandes espacios para ser felices?
Embedded content: http://www.youtube.com/watch?v=i8J3uZWBsR8
Imagen vía YouTube
