
Desde mi época de estudiante en Nueva York en la que me hice adicta a la cafeína para poder soportar las largas horas de estudio y los interminables días sentada en un salón de clases, me enamoré del café helado. Tiene un no sé qué eso de tomar café con bastante hielo: te refrescas, te reanimas y te llenas de energía para seguir con tus actividades en pleno verano.
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Aunque ahora limito mi ingesta de café a un capuchino caliente por las mañanas (me encanta el rito de la espumita y de la taza de café humeante, no importa cuánto calor haga afuera), de vez en cuando, por lo general tipo 4 de la tarde, sucumbo a la tentación de un capuchino helado.
Como mis ocupaciones de mamá no me dejan mucho tiempo para disfrutar de un buen café como Dios manda en una cafetería charlando con mis amigas, pues lo preparo yo misma en mi casa. Por lo general aprovecho las sobras del café bien cargado de la mañana y uso leche descremada que es mejor para que levante la espuma.
Además uso edulcorante artificial para no andar con remordimientos por el azúcar. Aquí te dejo mi receta y espero que el calor te sea leve ¡Salud!
Capuchino helado
Rinde para un café
Ingredientes:
½ taza de café negro bien cargado, mejor si es frío
¾ de leche descremada
Edulcorante artificial de tu preferencia
una pizca de chocolate en polvo o rallado, o de canela molida
Preparación:
Con un batidor de mano, o mejor si tienes un espumador para leche, bate la leche con el edulcorante, hasta que tengas una buena cantidad de espuma.
En una copa con abundante hielo picadito, agrega el café.
Añade la leche.
Con una cucharia coloca la espuma de la leche y si te apetece espolvorea un poco de chocolate rallado o de canela.
Sirve con un pitillo.
Más de mis recetas en mi blog de cocina.
Imagen vía Enriqueta Lemoine