Recibir regalos puede ser una mezcla de placer y tortura. Yo soy una de las que practico frente al espejo una cara de encanto, cuando en realidad estoy sintiendo espanto por ese sweater horrible que me dio una cuñada, o el florero absolutamente horrible que me trajo la vecina. Ni hablemos de la torta incomible que siempre hace la mamá del mejor amigo de uno de mis hijos.
Afortunadamente, en este país el rito de los obsequios desastrosos no tiene que traducirse en dinero perdido. La mayoría de las tiendas tienen una política bastante generosa en cuanto a devoluciones, particularmente en esta época del año. También hay organizaciones de caridad que agradecidamente reciben estos objetos indeseados.
Si nada de eso te funciona, pues siempre puedes pasarle ese regalo a otra persona. ¡Ojo! Es una práctica de alto peligro, que te puede crear grandes problemas si quien te dio el regalo originalmente se entera, o, aún peor, si el que lo recibe por segunda vez se da cuenta de que le estas entregando algo que ya tenías en tu casa.
Sin embargo, hay maneras de evitar desastres. Lo primero es conocer bien las políticas devoluciones de las tiendas. Hasta hace unos años era muy fácil devolver productos, pero el abuso por parte de la gente inspiró cambios importantes. El principal gira entorno a los productos electrónicos. En la mayoría de los casos hay que llevarlos a las tiendas antes de que hayan pasado 15 días de su compra. Para Navidad, muchas tiendas extienden estos lapsos hasta enero, como ya lo han anunciado las cadenas gigantes.
Mira, por ejemplo, las políticas devoluciones de Walmart y Amazon, dos de las empresas principales, para que te hagas una idea de lo que están haciendo la mayoría. A veces las tiendas no te dan el dinero, sino que te dan una tarjeta pre-pagada. Para ahorrarle problemas a los que reciben tus regalos, una buena idea es darlos todos con recibo. Pide un gift receipt, que no trae el precio y se lo pegas al producto.
También hay reglas claras para darle a otro algo que te regalaron a ti o a tus hijos. La primera es, obviamente, que el objeto esté en perfecto estado. Revisa el paquete, que no se vaya a ir una tarjetita de dedicatoria, o algo por el estilo. Para evitar inconvenientes, yo lo envolvería de nuevo. Además, no des nada personalizado.
Nunca regales algo que te hayan hecho a mano y jamás le des el obsequio a alguien conocido por la persona que te lo entregó a ti. Lo mejor es anotar quién te dio qué, no vaya a ser que le des a la tía María el portarretrato que ella misma te obsequió el año pasado ¡Que vergüenza!
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