¿Soy paranoica porque quiero sacar todos los químicos nocivos de mi casa?

Mi mamá me mira como si estuviera yo loca cada vez que la llevo al supermercado y me ve leyendo las etiquetas en los productos. Cuando llevamos como 10 paradas empieza el discurso: "en mis tiempos…. y ustedes todos están bien".

Hace unos años habría surgido una pelea, ahora me río y le digo que prefiero errar por cauta que por descuidada, no sólo por evitar el mal rato, si no porque creo que las dos tenemos razón. Antes las madres tenían menos de qué temer en cuanto a las toxinas con las que sus hijos entran en contacto. Hoy, bueno hoy es otra cosa…

Cuando mi hijo mayor comenzó a gatear mi única preocupación era que no fuese a meter los dedos en el enchufe, se golpeara con la esquina de una mesa, o se lanzara escaleras para abajo. Después de alergias constantes y otros sustos, terminé teniéndole más miedo a los peligros que nosotros mismos llevamos a las casas, pero no podemos ver.

Sé que no soy la única, el movimiento contra las toxinas químicas ha provocado el surgimiento de múltiples libros y hasta documentales como My Toxic Baby. La actriz latina Jessica Alba sacó su propia línea de productos ecológicos para niños que se llama "Honest".

Estudios han encontrado cientos de químicos tóxicos, incluyendo pesticidas, en el cordón umbilical de los recién nacidos. Imagínense lo que seguirá entrando a los cuerpitos de nuestros chicos una vez que salen de la protección de nuestro cuerpo.

En mi casa no hay productos con BPA, ni PVC, ambos componentes de muchos plásticos. Hago todo lo que puedo para nunca calentar nada en contenedores plásticos porque después de cierto tiempo el plástico comienza a degradarse. Uso productos de limpieza naturales, y en su defecto, orgánicos, evito llevar ropa a la tintorería, a menos que sean certificadas verdes, comprar productos con anti-inflamables (como los pijamas). Los champús en mi casa no tienen parabenos y los productos de aseo personal son de una línea suiza sin químicos. Trato, en lo que mi presupuesto me permite, de comprar alimentos orgánicos.

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Inicialmente mi esposo protestaba, pero después de que lo he inundado con información, él mismo llega hasta de la ferretería con pintura sin olores tóxicos.

Quizá seamos un poco paranoicos, pero como dicen por ahí, eso no significa que haya químicos peligrosos en nuestras casas.

Imagen vía chesbayprogram/flickr