Nada mejor que una noche de tostadas para celebrar entre amigos

Desde que tenemos cocina nueva, nuestra vida cambió por completo. Es increíble de verdad, el ver la calidad de vida que nos añadieron unos cuantos metros de espacio y el simple hecho de haber derrumbado una pared. No me canso de decirlo porque pasamos muchos años con una cocinita del tamaño de un closet que si bien no nos gustaba nada, tampoco nos molestaba tanto. Pero era imposible que dos personas adultas pudieran cocinar en ese minúsculo espacio y la verdad es que nadie se peleaba por hacerlo.

Nuestra nueva cocina, es básicamente el centro de la casa, es ahí donde sucede toda la acción y además de estar todos encantados con el espacio abierto, nos la pasamos cocinando (antes mi esposo y yo éramos los reyes del take-out).

El caso es que la inauguración oficial de dicha cocina, sucedió este fin de semana y celebramos, invitando a nuestros amigos a cenar tostadas. La fiesta fue todo un éxito y todos los invitados arrasaron con las tostadas (no lo podía yo creer). Jamás imagine que fuesen a tener tanto éxito.

Armar una cena así, además de ser muy fácil, no te obliga a lavar tanto plato y utensilio, pues el mundo de la tostada es "a mano" y mucho más casual, que una clásica cena de tres tiempos.

El menú básicamente lo dividimos en dos – tostadas frías y tostadas calientes y al final tostadas de pata. Sí, tostadas de pata de res que esas nomás se las comen los mexicanos.

Las tostadas que abrieron la noche fueron las de ceviche y las de atún. El ceviche lo hicimos con corvina (que dejamos previamente cocerse en limón durante 5 horas), tomate, cebolla morada, cilantro, pepino, chile jalapeño, un poquitín de chile habanero y piña (esto le da el toque especial).

Las tostadas de atún las hicimos con una base de crema de chipotle, lajas de atún crudo, cebolla frita y aguacate.

Después vinieron las tostadas de tinga de pollo, esas llevaban con una base de frijol refrito, tinga, lechuga picada fresca, crema agria y queso Cotija. La tostada de longaniza con papa llevaba los mismos acompañamientos, y finalmente las tostadas de pata en escabeche (esa pata la consigo en un restaurante mexicano de Brooklyn), una delicia culinaria.

Mi marido y yo fuimos preparando tandas de tostadas, las poníamos en un platón y a los tres segundos se quedaba nuevamente vacío — de verdad volaban.

Tomamos chelas, tequila, mezcal y algunos tomaron vino. Una cena de verdad mexicana, cómo tenía años queriendo hacer.

Los amigos locales lo apreciaron enormemente y hoy me llegaron mails de todo mundo diciendo "those tostadas were awesome!"

Y les digo que en serio que yes they were! por la cual se las recomiendo ampliamente…