Desde la época del imperio romano se han usado las flores en la alimentación. Nuestra propia comida latinoamericana tiene platos como la flor de calabacín rellena y flores de Jamaica. Las recetas del sur de España están llenas de referencias a flores. Ahora están de nuevo de moda y a mí me gusta cocinar o decorar los platos con ellas. Las flores añaden sabores, olores y colores maravillosos.
Además de su belleza, las flores aportan importantes elementos para la nutrición y la salud. Algunas flores son ricas en proteínas, grasas, almidones, aminoácidos, vitaminas A, B, C, E y varios elementos minerales que son indispensables para el organismo.
Pero hay que tener cuidado. Para escoger flores para la cocina hay que seguir unas pautas tan rigurosas casi como con los hongos, ya que las hay comestibles y también tóxicas. Las flores de la floristería, por ejemplo, no son las más indicadas, ya que para mantenerlas frescas suelen añadir al agua sustancias que son tóxicas para consumo humano. Cuando quiero cocinar con flores, voy a los mercados campesinos (farmers markets) y confirmo con los vendedores que las flores que quiero hayan sido cultivadas orgánicamente, sin pesticidas. También las ofrecen algunos supermercados y tiendas de productos gourmet. Luego en casa, las lavo con mucho cuidado, para no dañar los pétalos, en agua bien fría.
Los pétalos de rosas recién cortados, dorados en la sartén sin una gota de aceite y espolvoreados con azúcar hasta quedar escarchados son un complemento maravilloso. En países como Argelia o Túnez se emplean para perfumar platos como el cus cus y ciertos guisos de cordero. También las puedes usar en ensaladas de verduras o de frutas.
Las ensaladas de pétalos de crisantemo o de magnolia, flores de jazmín y de hibisco son ideales como guarnición de las aves y los pescados, y las flores de jazmín son muy utilizadas en Indonesia para perfumar platos de pollo y otras aves. La flor de menta, de tomillo o de cebollino van bien con el pescado.
También puedes hacer mantequillas con las flores. Basta con desmenuzar los pétalos y mezclarlos con mantequilla derretida. La metes de vuelta al congelador y listo. Las que me parecen más ricas son las hechas con flores de jazmín, de naranjo o de limonero.
Las violetas forman una buena pareja con las endibias y como relleno para tortillas. Su sabor suave y delicado también las hace buenas compañeras para ensaladas. La flor de lavanda puede añadirse al conejo, al pollo y al arroz, así como para elaborar dulces y helados.
Las flores también se ven preciosas en bebidas y le aportan un toque inolvidable a los licores, ya sean mediante la maceración, que lleva varios meses, o como decoración en el momento.
Ahora, cuando quiero realmente impresionar uso orquídeas. ¡Ah, las incomparables orquídeas! Para el último cumpleaños de mi suegra le hice una torta de chocolate, cubierta con merengue blanco y decorada con orquídeas de color fuscia. ¿Adivinen quién fue la nuera favorita del mes?
Imagen vía George M. Groutas/flickr