Se les llama play piercing, pero en realidad la moda del corsé humano no es un juego.
Aunque fascine a muchos fanáticos de las perforaciones de piel, esta práctica que semeja los tradicionales corsés que las mujeres usan para moldear su figura es mucho más seria y riesgosa que un simple entretenimiento, especialmente si son personas inexpertas quienes lo hacen.
Entérese de qué puede sucederle a quienes se hacen un corset piercing.
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Basta solo ver la imagen para sentir un escalofrío en el cuerpo, como el que está haciendo a muchos doctores, padres y expertos en tatuajes y piercings sembrar la alarma en contra de esta modalidad.
Como si no fuera poco perforarse la nariz, la lengua y demás, el corset piercing implica colocar múltiples aros en la piel para luego tejer las cintas decorativas que darán el efecto final.
Más allá del dolor que debe dar hacerse tantos huecos en la espalda, pecho o donde se le ocurra, deberá pagar al menos $100 para obtener la versión más sencilla (que implica no menos de diez pinchazos!).
Pero lo que más preocupa a los médicos -quienes de por sí se oponen a las perforaciones de piel por los riesgos de salud que pueden implicar– y profesionales del piercing es que muchos novatos no usen los aros especialmente diseñados para no causar tanto daño en la piel, así como evitar que el cuerpo rechace el material (lo que es muy común) y aparezcan infecciones.
Además, los problemas aumentan cuando las personas se dejan los aros por más de 24 a 48 horas. No en vano se le llama play piercing, porque es algo muy temporal, a diferencia de las perforaciones más comunes.
Y si la estética o el estar a la moda es lo que la lleva a hacerse uno de estos corsets humanos, tengan en cuenta que su cuerpo puede quedar marcado de por vida.
Imágenes vía Thinkstock, telemundo52.com