Es de locos pensar que tu rutina de belleza diaria podría estar afectando seriamente tus uñas, pero la realidad es que sí tiene que ver… y mucho. ¡Lo peor es que ni te das cuenta! Así como yo, vas a caerte para atrás cuando te enteres.
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Existen ciertos elementos capaces de alterarle la "salud" a nuestras manos y no hablo sólo de ese detergente para lavar los platos o cambiar el color de esmalte cada semana. Simples hábitos como morder tus uñas cuando estas nerviosa y llenarte de crema cada minuto debilitan tus uñas al punto de causarles un daño terrible. ¡Para la oreja! Verás que lo que te explico tiene más sentido de lo que crees.
-Uñas falsas: Algo obvio pero me atrevo a decir que más de la mitad de las mujeres han caído en este vicio. Además de ponerlas más propensas a hongos e infecciones, las uñas falsas de acrílico o gel hacen que tus propias uñas se vuelvan más quebradizas.
-Limarlas: ¿Qué? Antes de que pegues el grito en el cielo, déjame ponerte los puntos sobre la íes. Limar constantemente tus uñas las debilita y separa sus capas naturales, convirtiéndolas en un desastre de por vida. ¡Rompe el hábito! Una pasadita es más que suficiente para lograr un acabado prolijo y siempre opta por limas de cartón.
-Cutículas secas: Más que una falta de vanidad, las cutículas resecas sacan a relucir el estado de salud de tus manos. Si sufres de peladuras y cutículas rebeldes es posible que los nutrientes que consumes no estén llegando –literalmente– a la punta de tus dedos. Unas cuantas gotas de aceite cada día será el remedio perfecto para evitar que tus manos luzcan de terror.
-Falta de cuidado… o cuidado de más: Nunca falta el otro lado de la moneda. A veces nos obsesionamos con tener una manos suaves que aplicamos mil y un productos sólo para descubrir que nuestras uñas siguen débiles y propensas a quebrarse. ¡Cálmate! Ni mucho ni poco. Cremita o aceites dos veces al día (en la mañana y en la noche o luego de lavarte las manos) hará el milagro por ti.
Imagen vía Corbis Images
