Un sujetador, sostén o brasier interno es la última novedad de la ciencia médica para las mujeres que bien sea por la edad, la pérdida de peso o por amamantar, ya no tienen los pechos firmes y en su lugar y quieran "levantarlos" pero que no quiere recurrir a los implantes de mama.
Se trata de un procedimiento que pretende solucionar un problema que enfrentamos muchas y ofrecernos una solución "permanente". Sigue leyendo para que aprendas sobre esta aparente maravilla que desde ya está generando controversia en la comunidad médica.
__Lee más en ¿Qué más?: __Yo también me haría una cirgugía de la piel para poder calzar mis zapatos favoritos
El sostén interno fue inventado en el Reino Unidos por el Dr. Jian Farhardi, un cirujano plástico que dice que la pieza funciona como un sujetador que es colocado dentro del cuerpo de la mujer, entre la piel y el tejido mamario.
Consiste en una especie de medias copas de silicona, similares a la copa de un sostén común, que se insertan con un procedimiento quirúrgico mucho menos invasivo que un implante de mama. Esas copas se sostienen gracias a unos hilos de seda que van atados a una anclas de titanio que se atornillan a la caja torácica.
Se que suena horrible, pero yo tengo desde hace años unos ganchos de titanio en mi maxilar superior y si me acordé de ellos es sólo porque estoy escribiendo de esto, y ni me molestan ni nada. Y según explicó su creador, ninguna paciente a la que se haya aplicado el sistema Orbix, que es como se llama el sostén interno, se ha quejado de que le duelan los tornillos.
Con esta nueva técnica, no hay que estar cortando piel (como cuando se colocan implantes) ni se somete la piel a nuevos estiramientos, además se reduce sustancialmente el riesgo de cicatrices externas y se supone que la recuperación postoperatoria sea mucho más rápida.
El sistema Orbix ya fue probado con éxito en Europa y en Estados Unidos espera por la aprobación de la Administración Federal de Alimentos y Drogas (FDA por sus siglas en inglés).
Algunos médicos aquí en Estados Unidos han manifestado su preocupación porque la diversidad de materiales que supone este sistema puede causar inflamación en el cuerpo y e incluso complicar y enmascarar la detección de cáncer de mama.
Ya se verá quién tiene la razón. En todo caso, las cirugías para levantar los pechos se han disparado a una velocidad exorbitante en nuestro país: 70% desde el año 2000 y nada hace prever que las mujeres no sigamos optando por ellas como una manera de lucir mejor.
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