Este podría ser el mejor tratamiento antiarrugas pero por favor ¡NO LO USES!

Olvídate de esas lociones carísimas que venden por televisión o en el primer piso de las tiendas por departamento en lujosos stands donde todo brilla como si de oro se tratara. Ahora resulta que el mejor tratamiento antiarrugas no sólo es baratísimo sino que te aseguro que lo tienes ¡en el lavandero de tu casa! ¿No me crees? Sigue leyendo para que veas lo que quiero decir.

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Antes de decirte de qué se trata, te recomiendo que no se te ocurra probarlo y ponerte de diluir cloro o lejía en tu casa para aplicártelo directamente sobre la piel. Aunque se supone que una solución de 0,005 por ciento de lejía diluida en agua ayudaría a inhibir la inflamación de la piel y de allí su supuesto efecto anti envejecimiento, no me atrevo ni a usarla ni a recomendarla.

Dicho esto, te cuento que los expertos han descubierto que la lejía y el cloro sirven para algo más que para sacar manchas. Por décadas los doctores ha sabido que darse un baño de tina con un chorrito de lejía ayuda a aliviar los síntomas de los pacientes con eczema severo. Pero no sabían por qué.

Se creía, dice el doctor Thomas Leung, de la universidad de Stanford, en California, que la lejía cumplía una función anti microbiana y que mataba las bacterias y virus en la piel, y de ahí el alivio.

Estudios de laboratorio dan cuenta de que la piel de los ratoncitos sometidos a radiación, se regeneraba más rápidamente cuando a los animalitos se bañaban en una solución de lejía altamente diluida en agua.

El siguiente paso es hacer pruebas con seres humanos para así comprobar el efecto regenerador de concentraciones mínimas de lejía o cloro sobre el tejido epidérmico.

Como te decía, todo esto está en fase experimental y aún no se han hecho pruebas con personas y no haría nada hasta que no lanzaran al mercado un producto para uso humano con la dosis precisa y adecuada.

Porque si bien es cierto que están pensando en tratar a pacientes con dermatitis por radiación o con úlceras por diabetes, una sobredosis de un producto tan abrasivo como la lejía o el cloro, puede hacer más daño que aliviar.

Imagen vía Thinkstock