Mi abuelita siempre me enseñó que mucho maquillaje te hacía lucir barata. Así que naturalmente, mi mamá y yo crecimos con la idea de que usar mucho de algo nos hacía ver como payasos.
Sin embargo, lo que si usamos es polvo bronceador. Sobre todo redescubrí sus maravillas, ahora que llevo hibernando más de 6 meses en mi departamento en Nueva York y mis días bajo el sol mexicano han terminado, luzco cero sexy con mi piel pálida.
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Tomando en cuenta que pocas veces utilizo maquillaje, y que desde que vivo en los Estados Unidos tengo la teoría de que me estoy despintando, usar bronceadores hizo un gran cambio en mi look.
El primer intento lo hice con Sunshimmer Shimmering Maxi Bronzer de Rimmel London. He de confesar que aunque no soy fan del maquillaje con brillo, lo apliqué sin ningún problema porque se sintió ligero y natural. Mi sorpresa fue verme en el espejo unas horas después y notar que seguía ahí. No les miento, si me veía bronceada ¡como si estuviera de vuelta en México!
El segundo intento de la semana lo hice con Bronzing Powder de NARS color Laguna. Sin duda es menos escandaloso que la marca Rimmel London, y también le dio color a mi rostro, aunque en un tono mate mucho más natural.
Me gustaron los dos, y si tuviera alguna sugerencia sería usar Rimmel London para salir por la noche durante el verano, debido a que es más notorio y brilloso como polvo, y me quedaría con NARS para lograr un look bronceado durante las horas del día.
Imagen vía NARS y Rimmel London
