Anita, corazón. Tú que siempre vas tan bien. ¿Qué te pasó, sería la emoción de saber que te ibas a codear con Antonio Banderas? No lo creo. Tú has tenido papeles con estrellas de la misma talla. Al que te recomendó que usaras ese vestido de Gucci para la presentación del nuevo perfume del español en México, por favor despídelo. No te hizo ningún favor.
Los modelos Flap, característicos de los años 20, sólo favorecen a las mujeres de caderas muy estrechas, (fíjate como le queda a la modelo en la pasarela) y son mortales para las chicas curvilíneas, como la actriz mexicana Ana de la Reguera, así estén en la mejor de las formas. El corte en la cadera del vestido hace que el ojo vaya justamente hacia la parte más ancha del cuerpo de la mujer y la hace ver más caderona de lo que es en realidad.
El efecto de este vestido es mucho más marcado por la línea negra que se extiende a la altura de la pelvis, el largo de la falda y el choque de los zapatos tan negros. Las piernas se le ven cortas y gruesas. Su figura más ensanchada de lo que es en realidad.
Lo más triste es que estas actrices cuentan con un equipo de estilistas y asesores de imagen que las aconsejan en todo lo referente a su look, desde cómo debe ser el depilado de las pestañas hasta la última pieza de ropa que llevan encima en público.
Por eso Ana, despide al que te trajo ese vestido, que es precioso, pero no para ti. Y si no eres buena para interpretar lo que te dice el espejo, pídele a una buena amiga, esa que no te va a dejar salir a la calle viéndote más gorda de lo que eres en realidad, que te dé su opinión.
Imágenes vía The Grosby Group, Getty Images