Me tomó mucho tiempo pero finalmente aprendí a amarme y aceptarme a mí misma tal cual soy. Soy una hija de Dios, esposa y madre antes que nada. Mis treintas han sido mis mejores años hasta ahora porque me estoy reinventando. Amo compartir mi sabuduría y mis fallos para ayudar a otros a sobrepasar los obstáculos y los momentos más difíciles de su vida. Construyamos la vida juntos, porque juntos somos más fuertes.
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