Después de que se escuchan las campanas de boda y el icónico "los proclamo marido y mujer", el momento más esperado de una boda suele ser el ver el pastel nupcial. El de Meghan Markle y el príncipe Harry no ha desilusionado. Es muy, pero muy especial.
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EL pastel de la boda real fue confeccionado en el Palacio de Buckingham por un equipo de reposteros seleccionados por los novios, con limones llevados de Italia y un relleno hecho con frutas de los jardines de la reina Isabel.
Como ha pasado en el resto de los eventos relacionados con la boda del año, los detalles haciendo referencia a las tradiciones de los novios, las historias familiares y su vida juntos se repitieron en el pastel.
La confección y el diseño estuvo a cargo de la repostera Claire Ptak.
Es una de las pasteleras británicas del momento. Tiene una cafetería pastelería en el este de Londres y ha publicado cuatro libros de cocina.
Tiene un toque de limón que lo hará inolvidable.
Los ingredientes son huevos (500), jarabe de bayas, mantequilla, harina, azúcar y limones de amalfi.
Es casi una de esas tortas desnudas que están de moda.
El relleno es donde hay la mayor concentración del jarabe de las frutas de bayas de la reina.
Los limones amalfi llegaron directamente de Italia.
Fueron enviados por el hotel Le Terraze, en la costa del suroeste de Italia.
El pastel real fue servido en la recepción que ofreció la reina Isabel II
Es un diseño moderno y fluido, que contrasta con las tradicionales tortas de varios pisos de otras bodas reales.
El jarabe de bayas, uno de los ingredientes principales, se elaboró con las bayas de los árboles que tiene una de las casas vacacionales de la reina llamada Sandringham.
La decoración tiene 150 flores.
La mayoría son originarias de las islas británicas, como las rosas y las peonías. ¡Qué belleza!
