11 Mitos latinos sobre la alimentación que no son nada saludables para tus hijos

Las abuelas son la fuente de toda sabiduría en la cultura latina y aunque tienen razón en casi todo, cuando se equivocan las consecuencias pueden llegar a ser nocivas, en especial en lo que se refiere a la alimentación de los niños.

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Tampoco es su culpa, no vayas a creer. La ciencia ha avanzado mucho y la información fluye fácilmente hoy en día. Cuando tu mamá o tu abuela estaban criando a su familia, no se sabían muchas cosas.

Sin embargo, hoy en día sabemos perfectamente cómo alimentar a los niños para que crezcan sanos y fuertes y esta información choca directamente con muchos mitos latinos, aquí tienes a los principales para que estés pendiente.

¡Hay que comer tres veces al día!

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Lo hemos escuchado todos los latinos desde que podemos sentarnos a la mesa. Sin embargo, esto no deja de ser un mito. Lo importante es alimentarnos nutritivamente, en especial los niños. El cómo es cuestión de cada familia, tampoco es que anden picando todo el día tonterías y no se nutran, pero es preferible que un niño coma cinco o más veces al día porciones pequeñas y nutritivas, a que no coma nada a las horas formales de las comidas.

Los niños delgados están enfermos.

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Es algo que se ha repetido de generación en generación. Para los latinos estar gordo está bien, mientras no se alcance la pubertad. Luego viene una lluvia de críticas ante cualquier rollo o libra de más.

Lo cierto es que un niño puede ser delgado y estar perfectamente alimentado, o gordo y desnutrido.

Los niños necesitan comer mucha carne para crecer.

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Según la Asociación Española de Pediatría, la necesidad de proteínas al día para niños de 1 a 6 años representa el 15% de su alimentación total. Del resto, el 50% debe provenir de hidratos de carbono y el 35% de las grasas.

Hay que tomar vitamina C para no enfermarse.

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Si bien los cítricos, comenzando por las naranjas, tienen vitamina C que refuerza el sistema inmunológico, se ha demostrado que no influyen directamente sobre la capacidad de alguien de contagiarse de gripe. Por el contrario, un exceso de cítricos en la dieta de los niños puede dañarle desde los dientes y hasta el estómago.

Sin embargo, son mejores que las populares pastillas efersvecente de vitamina C que son tan comunes en los hogares latinos. El zinc y la equinácea son más eficientes a la hora de proteger de los resfríos.

No se puede calentar el biberón en el microondas.

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Lo hemos escuchado tantas veces, que hasta las que sabemos que es mentira metemos al microondas el tetero, biberón, panchita, mamadera o como sea que le digas, con una dosis de ansiedad.

No tiene nada de malo calentar la leche de esa forma. Eso sí, acuérdate de sacudir la botella después, porque el microondas calienta los líquidos de forma irregular. Asegúrate de usar botellas de vidrio o de plástico apto para microondas y chequea siempre la temperatura de la leche antes de dársela a tu bebé.

Está bien premiar a los niños con golosinas.

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Sería maravilloso si esto fuera verdad, pero no lo es. Las golosinas son terribles. No solo dañan los dientes, que ya es un gran problema de por sí, sino que son los principales representantes de lo que se conoce como calorías vacías. Es decir, las que engordan, pero no aportan nada al cuerpo. Si tus hijos comen caramelos y otras golosinas que sea como parte de un evento especial y de una forma orgánica. No las uses para premiarlos o castigarlos.

Los huevos son mejores en el desayuno.

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Por el contrario, si tu niño puede comer huevo lo debe hacer de la forma que mejor le guste y a cualquier hora. Eso sí, no se los des más de tres veces a la semana, pues tienen un alto contenido en grasa.

Hay que echarle sal a las papillas de los bebés o no saben a nada.

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Más de una abuela ha aprovechado cuando una mamá latina no está mirando y le ha echado sal, picante o hasta chile, a la comida del niño.

Es un gran error. Los pequeños nacen sin un gusto determinado. Ellos no saben qué es rico y que no. Si los enseñas a comer sin o con poca sal, se ahorrarán graves problemas de salud en el futuro, como la hipertensión.

Es obligación de los padres lograr que los niños coman de todo.

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Por el contrario, nuestra obligación es hacer que los niños coman saludable y los suficientes nutrientes para crecer sanos. Los buenos modales son importantes, pero no más que eso.

Además, como adultos después conocemos nuestro paladar y evitamos las comidas que no nos gustan. Hay que evitar las batallas en la mesa. Lo último que quieres es que tu niño no coma para llevarte la contraria y hacerte enojar.

El café o té no les hace daño a los niños.

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Vaya que sí les hace. No solo porque les crea una dependencia de la cafeína, sino porque el té y el café inhiben la absorción de hierro.

Las sodas no son tan malas.

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No son malas, son malísimas. Destruyen los huesos, el sistema digestivo, nos ponen adictos al azúcar y hasta acaban con el esmalte de los dientes.

¡Pensar que hay gente que se las da a los bebés en el biberón!