
La vedette mexicana Olga Breeskin, quien tuvo su época dorada en los 70 y en los 80, hizo desgarradoras confesiones sobre su pasado, luego que revelara que durante parte de su carrera fue esclava sexual de un productor de quien no reveló su identidad.
La también actriz abordó este tema en una conversación íntima que tuvo con el periodista Gustavo Adolfo Infante, con quien habló de la parte más oscura de su exitosa trayectoria y de todo lo que tuvo que soportar para llegar a donde siempre quiso estar.
Nacida hace 73 años, Olga contó con lujo de detalle todo lo que vivió pero calló por años. El productor en cuestión no era cualquier persona, sino que era un presunto asesino, lo que la llevó a guardar silencio y buscar el momento indicado para escapar sin poner en riesgo su integridad.
Un productor la descubrió en Las Vegas y le ofreció el estrellato.
La carrera artística de Olga Eugenia Breeskin Torres, como es su nombre real, tuvo un paso por Las Vegas, Nevada, a donde viajó para abrirse camino y hacerse de un nombre en la industria, sin imaginar que en uno de sus shows estaría de público un supuesto productor, quien tras ver su presentación la contactó y le ofreció todo lo que siempre hubiera deseado.
Olga habló sobre este tema en la emisión El minuto que cambió mi destino, en donde brindó mayores detalles de la amarga experiencia que vivió y que pudo cambiarle la vida para siempre, pues cayó en manos de la persona equivocada.
Descubrió que era un comprador de mujeres.
El hombre que le prometió abrirle las puertas de la fama resultó ser una persona que no se dedicaba al mundo del entretenimiento, sino que en realidad era un comprador y revendedor de mujeres, le contó Olga a Gustavo Adolfo Infante en un fragmento de su muy extensa charla.
“Cuando llego a Las Vegas, por situaciones familiares, nunca me imaginé que un cuate que estaba en primera fila era comprador de mujeres”, relató la histrión, quien estuvo a lo largo de siete años bajo sus órdenes: “Sin saber me enredo con el productor, sin saber que me había comprado durante siete años”, se sinceró sobre sus inicios en la industria.
La tuvo como su esclava.
La vedette continuó su conversación detallando que durante parte de la relación profesional-personal que tuvieron, el sujeto en cuestión se aprovechó de ella en todos los sentidos, a tal grado de que la llegó a tratar como una esclava.
“Me tuvo de esclava, laboral, personal y sexual. Es muy difícil lo que te estoy diciendo, pero te prometí ser sincera”, continuó en una de las entrevistas más reveladoras que ha dado a lo largo de su carrera.
Durante esa oscura y dolorosa etapa, Olga Breeskin no solo tuvo que lidiar con su explotador, sino que también con los hombres con los que la ofrecían, lo que la llevó, incluso, a contemplar la posibilidad de terminar con su sufrimiento y quitarse la vida.
“Este tipo también me revendía al mejor postor, lo digo con mucha pena porque de ahí vino el deseo de morir. Fueron los siete años más espantosos de mi vida y eso no fue lo peor. Este tipo, que algunos llaman proxeneta, me ofrecía al mejor postor. Les decía: ‘Ahí les va Olguita, mándenme el cheque acordado’”, se sinceró la también violinista y bailarina.
Le costó mucho trabajo huir por temer por su vida.
A pesar de que Olga se dio cuenta con el tiempo de lo que en realidad estaba pasando con ella, para cuando midió las consecuencias de sus actos ya era demasiado tarde, tal y como ella misma lo compartió, pues había caído en las garras de un explotador y asesino.
“No tenía opción porque era un asesino, mucha gente me dice: ‘Ay Olguita ¿y por qué se dejaba, por qué no denunció?’ Es fácil decir, pero que se pongan en el pellejo de una mujer comprada a los 40 años de edad, que se supone que ya se las sabe de todas y no sabe nada”, reveló.
Espera que su testimonio sirva a otras mujeres.
Aunque hoy esa experiencia ya forma parte de su pasado, la reconocida figura pública detalló que decidió compartir lo sucedido para que otras mujeres y jovencitas no pasen por nada de lo que ella vivió y que no se lo desea a nadie.
“Cuando estás en plan de esclava, no tienes voluntad propia. No la tenía, pero esto tenía que pasar, quizás, para que otras mujeres no vivan lo mismo. El cuerpo no es un instrumento de dinero, no lo es”, concluyó consciente de todo lo que vivió y padeció.