Soy la primera en aceptar que convertirme en mamá ha sido más difícil de lo que imaginaba. Mi vida social se ha visto reducida al mínimo, siempre me faltan horas de sueño (con las consabidas bolsas en los ojos) y han aparecido nuevas dolencias. Pero cuando vivo estos momentos diarios junto a mis hijos, me doy cuenta de que no cambiaría esta etapa por nada del mundo.
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Imagen vía Corbis
Cuando recién se levantan

Creo que es el momento del día en el que están de mejor humor. Cuando abren los ojitos poco a poco y te sonríen, es como tocar el cielo con las manos.
Si ofrecen ayudarte con las labores caseras

Mi hija siempre me pregunta si puede doblar ropa conmigo, y es absolutamente tierno verla esforzarse para complacerme. Ahí es cuando te das cuenta que ellos también están dispuestos a hacer de todo con tal de pasar tiempo contigo.
Cuando se comen lo que les preparas

Lo digo porque son más las ocasiones en las que me desprecian la comida (aunque reconozco que no soy una gran chef), pero cuando se comen con gusto algo que les preparaste, es como si te hubieran dado un ascenso en tu trabajo.
Cuando los consuelas

Dime si no se te rompe el corazón cada vez que les besas una herida y ellos paran de llorar. En esos momentos las madres somos como hechiceras, curamos con el poder de un beso.
Te dicen que te aman

Ni un "Te Amo" de William Levy me sabría tan bien como el de mis pequeñitos. Es definitivamente la única clase de amor totalmente incondicional.
Recogerlos en la escuela

Mi hija me agradece todos los días por recogerla en la escuela y me da un beso en la mano. En esos instantes las lágrimas me las seco disimuladamente.
Aprenden algo nuevo

Los niños son como una máquina de absorber conocimientos, todos los días te sorprenden con algo nuevo…y ni hablar del día en que aprenden a decir “mamá”.
A la hora de tomar un baño

¡Cómo disfrutan los niños el agua! Es el momento en el que puedes ver su alegría en todo su furor.
Verlos jugar con su padre

La verdad que me encanta verlos interactuar con otras personas, pero verlos divertirse junto a mi esposo me llena de una dicha inmensa. Cuando está con ellos mi marido vuelve a ser un niño también.
Acostarlos a dormir

Termina una nueva jornada, les lees un cuento, hablas sobre el día o ves una caricatura con ellos. No importa cuál sea tu rutina, verlos en esa paz hace que te contagies con ella.