
¡Criar un varón me saca canas! Mis hijos son muy pequeños aún, así que las cosas pueden cambiar en el futuro. Lo cierto es que, desde el momento del parto hasta ahora, mi pequeñito parece un volcán en constante erupción –y eso, que mi niña tampoco es un angelito. Te voy a contar por qué lo digo.
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Imagen vía Corbis
No te escuchan

Pensé que mi pequeño de 13 meses no quería seguir las reglas. Luego, me sorprendí al descubrir que está comprobado científicamente que los varones oyen menos que las hembras. Sucede desde el nacimiento. Y, por lo visto, se quedan así toda la vida…
Nadie los detiene

Se me hizo más fácil mantener entretenida a mi hija durante sus primeros meses; ya fuese con bloques, música o tomando su biberón. Sin embargo, mi hijo siempre estuvo activo físicamente. Todavía lo vigilo para que no meta las manos en el inodoro, o no arroje juguetes a los perros, entre muchas otras cosas.
No ven los riesgos

La primera vez que mi niño se tiró de cabeza desde el sofá al piso, pensé que entendería que no es una buena idea. Pues, no; lo siguió intentando. Definitivamente, los varones no entienden de riesgos.
Quieren que los consientan

Después de los primeros meses de vida, mi hija no me pedía que la mantuviera en los brazos todo el tiempo. El varón, por otro lado, quiere que lo cargue constantemente. Ya te imaginarás el dolor de espalda que desarrollé.
Son más tercos

Entre más les dices que no hagan algo, más lo hacen. Y, si te ven de mal genio, les satisface mucho más. Es casi como hablarle (o gritarle) a una pared.
Comen más

¡Madre, mía! Creo que visito el supermercado al menos dos veces al día. Si seguimos a este paso, voy a tener que empezar a trabajar también durante los fines de semana para pagar por los alimentos.
Si no se rompe, no es divertido

Les gusta lanzar los juguetes y otros artefactos al piso para romperlos. Es más, si no se quiebran, casi que colapsan en llanto.
Son bruscos

Ni te imaginas cuántas veces he recibido golpes en la cara o halones de pelo. Claro, lo hace sin querer, pero de todos modos, estoy aterrorizada de imaginarme los moretones que me aparecerán cuando sea más fuerte.
Se quieren ensuciar

No van al parque solo a montar en los columpios. También van a meter las manos en la tierra y a recoger basura que luego se tratan de meter en la boca. Ya sé, es totalmente asqueroso.
Socializan con todo el mundo

No te miento, no le temen a nadie. Le dan una sonrisa y un saludo hasta al tipo más raro. Bueno, en ese sentido, podríamos aprender un poco a ser como ellos.