Cuando te cuesta decir que "no" o haces las cosas por complacer a los demás o no expresas tus sentimientos cuando estás de mal humor, quiere decir que estás poniendo a los demás primero que tú. La carencia de límites en las relaciones no es sana y tampoco te ayuda a ser feliz. Estos consejos te serán de utilidad para que comiences a mejorar tus relaciones.
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Reconoce tus miedos
Si haces las cosas por miedo no solo vas a sufrir sino a tener una serie de emociones negativas. En lugar de permitir que el temor te domine, debes encontrar la manera de pensar positivo y no permitir que éste te gane.
Cuando decir que "no"
Si sientes que debes decir que "no", hazlo. El secreto está en la forma como lo dices y la firmeza con la que lo hagas para dejar claras tus intenciones y dejarle claro a los demás tu escala de prioridades.
Distingue lo que te conviene y lo que no
Como dicen por ahí, no todo lo que brilla es oro. Nada tan confiable como tu voz interior, esa es la que siempre tiene la mejor respuesta; solo tienes que escucharla.
Aprende a negociar
Antes de dar una respuesta a una propuesta piensa si es lo que te conviene, si es lo mejor para ti. No temas preguntar para aclarar todas tus dudas, y si es el caso pedir más, si es que esperas más.
Di lo que te molesta
No te lo guardes porque te vas a enfermar, a estresar, a cansar y la única que sufre eres tú. Expresa lo que te molesta, lo que no te gusta, tus expectativas y lo que quieres, no te lo calles.
No hagas cosas en contra de tu voluntad
Por temor al rechazo hacemos cosas solo para complacer a alguien. Uno de los secretos de tu bienestar consiste en tener el control de tu vida, tus sentimientos y tus decisiones. Esto te permitirá establecer relaciones sanas que no se basen en la conveniencia o el interés.
Aprende a comunicarte sin enfados
Los gritos o lloriqueos no son los más efectivos a la hora de comunicar lo que te molesta. Espera a calmarte, respira profundo y evita decir las cosas con emociones para manipular, esto no funciona.
No te hagas responsable de los actos ajenos
Una cosa es tender una mano a quien bien lo necesite y otra es hacerte responsable de lo que le ocurre a la otra persona. Esto hará que nos hagamos dependientes emocionales de los demás, lo cual no es sano.
No siempre tienes que caer bien
Puede ocurrir que lo que digas o hagas no le caiga bien a la otra persona por la razón que sea. Es muy fácil dejarte llenar de miedo al reachazo o el sentido de culpa, y hacer cosas solo para caer bien a los demás. Mientras seas fiel a tus principios y valores, nunca debe preocuparte lo que piensen los demás.
Lo cortés no quita lo valiente
Una cosa es ser cortés y otra diferente es tener que complacer a los demás en todo momento, porque entonces vas a caer en la sumisión. Tu autonomía es la que te debe permitir cuándo y cómo ayudar a los demás.
Evita tomar todo personal
Si lo haces, estarás viviendo a la defensiva todo el tiempo y con paranoia. No puedes ceder tu valoración personal al juicio de otra persona, porque siempre van a ver personas que hablen bien y mal de ti, esto no lo puedes evitar.