
Si mi abuela no me hubiese pasado estos trucos hace años, no quiero ni pensar en la cantidad de dinero que habría tirado a la basura comprando ollas, utensilios de cocina y cubiertos nuevos. Aunque uno sea súper cuidadoso, los que no son de acero inoxidable (y mucho más caros) llega un momento en el que se oxidan.
Afortunadamente, hay formas de sacarles esas manchas anaranjaditas tan fastidiosas, sin hacer demasiado esfuerzo y dejando los utensilios de metal como si estuvieran nuevos.
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No me preguntes cómo es el proceso químico que causa la oxidación de los metales. Lo aprendí en alguna clase en la escuela, pero esa información debe estar en el baúl de los recuerdos. Lo que sí sé es que los cubiertos y otros utensilios de cocina parecen mancharse y oxidarse solos. Te debe haber pasado, que los guardas con el mayor de los cuidados y cuando los quieres usar otra vez, ahí están, con esas odiosas manchas. Aquí tienes los remedios caseros de mi abuela para erradicarlas.
Para limpiar las ollas con óxido: Restriega la parte afectada con un estropajo de acero. Luego, coloca en ella una mezcla a partes iguales de agua y vinagre blanco y ponla a hervir por unos 15 minutos. Si la mancha es por fuera, hazlo a baño maría. Si necesitas vuélvele a pasar el estropajo.
Para limpiar los cubiertos: El acero se oxida cuando entra en contacto con alguna sustancia ácida y no hay nada mejor que el propio ácido para sacar esas manchas. Para limpiar los tenedores, cuchillos y cucharas manchados tienes que hacer lo siguiente: Moja una toalla o un paño de tela suave con vino tinto. Un chorrito de limón también sirve. Frota la mancha por varios minutos y luego pon el utensilio en el lavaplatos. Verás como ha desaparecido.
Para limpiar artefactos como el abrelatas: No sé exactamente qué hace que el abrelatas se oxide tanto, pero es difícil tener alguno en la cocina, que no termine con manchitas anaranjadas. Para eliminarlas, lo mejor es frotar una mezcla de sal gruesa con jugo de limón. Si quieres evitar que le salgan, pásale cuidadosamente por todas las ranuras, un paño humedecido con gasolina. Lávalo bien después de usarlo y ponle aceite de oliva.
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