¡Qué increíble debe haberse convertido la vida de Floribeth Mora desde que se levantó una mañana en su natal Costa Rica curada del terrible aneurisma que la tuvo por meses al borde de la muerte! No sólo ha recuperado su salud, pero está en el centro de uno de los momentos más emocionantes del catolicismo contemporáneo: El momento en que Juan Pablo II, el Papa más querido del siglo XX se convertirá en un santo.
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"Mi hijo menor dormía en una silla en mi cuarto, decía que quería estar cerca de mí, para cuando falleciera. Yo no podía levantarme de la cama, me habían dado solo tres meses. Yo rezaba mucho para que fuera la volunta de Dios, pero yo no me quería morir, quería seguir luchando por mis hijos", relató la mujer costarricense de 50 años, quien de repente vio una foto del fallecido Papa y asegura que lo oyó diciéndole: "Levántante, no tengas miedo".
Sorprendió a su familia apareciéndo en la sala como si nada, aún más boquiabiertos quedaron los médicos, especialmente el neurocirujano Alejandro Vargas que llevaba su caso y que consideraba el coágulo atrapado en su cerebro como inopoerable.
"Es una gran oportunidad y la culminación de todo un proceso riguroso y muy bien estudiado. Lo veo como un súper premio en la vida, como trabajador y como católico que soy", afirmó el doctor Vargas, al diario La Nación de Costa Rica, poco antes de tomar el avión hacia El Vaticano, donde con Floribeth es uno de los invitados de honor de la canonización del Pontífice.
Con ellos partieron de San José, la capital costarricense, un grupo grande de peregrinos, que tendrá un sitial de honor el domingo en la Plaza San Pedro, cuando el primer Papa latinoamericano, el argentino Papa Francisco, convertirá al polaco Karol Wojtila en uno de los miembros más queridos del santoral.
Aunque usualmente la Iglesia Católica requiere de tres milagros para canonizar a alguien, en el caso de Juan Pablo II se hizo una excepción por el fevor de sus seguidores. Aunque Francisco lo hará oficial, él ya es un santo en el corazón de todos, especialmente en el de Floribeth Mora.
Imágenes vía Paz Estéreo, El Vaticano