Definitivamente hay gente que nació para hacer una diferencia en el mundo, y me llena de admiración lo que hizo una mujer por ayudar al prójimo. Esta buena samaritana dedica sus días a una causa muy noble: darles un futuro a niños que habían perdido toda esperanza. No tenían padres, estudios, ni siquiera un techo donde cobijarse y ella sintió que junto con su esposo "tenía que hacer algo".
Recuerden muy bien este nombre: Annmarie Richards, la mujer que salvó a 32 jovencitos jamaiquinos de las calles, llevándolos por el camino del bien. Aunque no tenía los recursos económicos, buscó ayuda de una organización benéfica, haciendo posible lo aparentemente inalcanzable. ¡Su valentía y fortaleza son contagiosas!
Ojalá y los noticieros estuvieran repletos de noticias como ésta. Me da alivio saber que todavía hay gente buena y lo que hizo esta señora merece darse a conocer.
Todo empezó cuando Richards se mudó a May Pen, y se enfrentó con la dura realidad de esa localidad de Jamaica, donde abunda la pobreza y escasean los recursos. Allí vio gran cantidad de niños abandonados que le partieron el corazón, y se los llevó… a su casa.
Richards dijo que estos niños vivían en las calles, exponiéndose a desnutrición, violencia y tráfico sexual o de drogas, y decidió rescatarlos del caos. Hoy en día, muchos de los menores han estudiado o conseguido empleo. No pueden estar más agradecidos con la generosa mujer, y me enterneció escuchar que hasta le llaman "mamá".
Se lo tiene bien merecido, pues con la misma devoción de una madre biológica, este extraordinario ser humano se dedicó a las 32 criaturas, y quiere llevarse más consigo. ¡Dios la bendiga!
Richards explica cómo junto con su esposo lo logró: "Los enviamos a la escuela, los bañamos, y los llevamos con nosotros. Nos ocupamos de su cuidado. Les dijimos que los llevaríamos a nuestro hogar incondicionalmente." A lo que añadió: "No necesitamos conocerte, no tenemos que saber de donde vienes. Simplemente sabemos del amor en nuestros corazones y el factor de conocer que tienen miedo y un gran potencial que nos hace pensar en adoptar otro niño". ¡Qué gente tan maravillosa!
Sacrificaron su tiempo y comodidades para entregar su vida a tantas almas en necesidad, y para mí que ya tienen ganado un buen lugar en el cielo. Ojalá muchos quisieran imitar acciones como estas.
Imagen vía GoBoka Play/YouTube