Cuando mi hijo mayor comenzó el kindergarten me llevé la sorpresa de mi vida. Nada de aparecerse espontáneamente en la clase, como en el preescolar, o que lo ayudaran en todo momento. Las cosas cambian mucho cuando los niños comienzan la educación formal y aquí tienes algunas realidades que hubiera querido que me contaran antes de subirlo al autobús escolar por primera vez.
Qué es esencial que sean independientes para ir al baño
Durante la primera semana, mi niño me llegaba oliendo medio raro, con el cierre abierto o el cinturón mal puesto. Resultaba que nadie lo estaba ayudando en el baño y yo no lo había preparado para eso. Lo estaba mandando al colegio muy bonito, pero con ropa complicada. Olvídate de los pantalones de cierre y los zapatos con cordones. A menos que tu hijo sea experto, los elásticos y el velcro serán sus mejores amigos.
¡Cuánto se iba a enfermar!
Ya se me había contagiado bastante en el preescolar, pero los virus del kindergarten fueron otra cosa. ¡Claro! Después me di cuenta de que hay muchos más niños y de todas las edades comiendo en el mismo comedor y usando las mismas instalaciones. Enséñale a lavarse bien las manitos y si puedes dona regularmente a la clase botellas de antibacterial.
¡Qué iba a aprender a portarse peor!
No te asustes si tu hijo llega con palabrotas, contestando y con una que otra mala maña. Al colegio va gente de todo tipo y sabemos que además hay diferencias culturales en lo que se refiere a la educación. Con paciencia y amor — y mucho cuidado con lo que le dices– explícale que esas cosas no las hacen los niños maduros.
Qué la ropa adecuada hace una gran diferencia
Aparte de la practicidad de los elásticos y el velcro que te comenté antes, también está el tema de la temperatura y la comodidad. El aula de mi hijo era un horno y yo lo mandaba vestido como un esquimal temiendo el aire acondicionado. Vístelo en capas y con ropa súper suelta para que pueda correr y saltar a su antojo.
Tampoco lo mandes con el traje de los domingos. Lo va a estropear. Piensa en ropa para jugar, más que para lucir.
Hay que pensar bien en la lonchera
Depende de escuela en escuela, claro, pero muchos niños no disfrutan de la comida de la cafetería. Otros, cuando son chiquitos, pierden demasiado tiempo haciendo filas. Lo ideal es mandarles una lonchera con comida que puedan ingerir usando las manitos y en cantidades pequeñas, pero mucha variedad.
¡Cuánto iba a cambiar!
A los pocos días de empezar el kindergarten, mi hijo estaba actuando como un niño más grande. Había dejado atrás su etapa de bebé. ¡Es impresionante! Sin embargo, es posible que tengan una regresión antes de cambiar. Acuérdate que para ellos es un cambio inmenso de vida.
Qué uno sufre más que ellos
Aunque tu hijo llore y sufra al principio, en la mayor de los casos, el kindergarten es una gran experiencia para ellos y se adaptan bien rápido. Las que padecemos, nos preocupamos y nos quedamos con la nostalgia somos nosotras.
