Se han hecho muchos estudios sobre los diferentes estilos de crianza de los hijos y el impacto que tienen sobre los niños. En los años 60, la psicóloga Diana Baumrind realizó un estudio que identificó dos factores importantes en la crianza de los hijos: "exigencia" y "receptividad". Basada en estos dos aspectos, Baumrid clasificó en tres formas los diferentes estilos de crianza: autoritario-no democrático, permisivo (o indulgente) y autoritario-democrático.
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Las latinas -como yo- generalmente fuimos criadas por padres autoritarios. Mientras que nuestras amigas gringas son generalmente criadas por padres permisivos. Según la mayoría de los estudios, ambos extremos tienen efectos negativos en los niños que se notan cuando los chicos llegan a la adolescencia. Las investigaciones han demostrado que los niños criados por padres autoritarios-democráticos son "más propensos a ser independientes, autosuficientes, socialmente aceptados, con éxito académico y de buen comportamiento". Sin tener en cuenta tu estilo, los estudios demuestran que los "padres que ponen límites son menos propensos a tener hijos envueltos en drogas, delincuencia o comportamiento anti social".
Al igual que muchas mujeres latinas, yo nací en América Latina, en Chile, pero he criado a dos adolescentes en los Estados Unidos. Debo decir que no tengo el estilo perfecto para educar a mis hijos. No he logrado conseguir el balance entre el estilo gringo-permisivo o el latino-autoritario – como debería ser-. ¡De hecho, creo que la manera que tengo de educar a mis hijos es a veces muy autoritaria-no democrática y otras veces muy permisiva!
Los padres autoritarios-no democráticos tienden a ser altamente exigentes, muy estrictos y controladores y por lo tanto no son muy receptivos con sus hijos. Los niños deben obedecer, cumplir y nunca cuestionar las reglas que les imponen sus padres y si no cumplen son duramente castigados. En este tipo de crianza los chancletazos y otros tipos de castigo corporal son frecuentes. La respuesta típica al cuestionamiento de un niño a una regla específica, suele ser, "porque lo digo yo y yo soy la mamá. ¡No tú!". De acuerdo a ciertos estudios, los hijos que han sido criados por padres autoritarios-no democráticos tienden a tener "buen comportamiento pero son menos ingeniosos (resourceful), tienen menos aptitud social y tienen un autoestima más baja comparados a los hijos de padres autoritarios-democráticos."
Los padres permisivos están al otro extremo. Por lo general no son muy exigentes. Se rehúsan a imponer y hacer cumplir demasiadas reglas y dejan que sus hijos se autorregulen. No se enfrentan a sus hijos y rara vez los castigan. Son más amigos que padres. Según Baumrind, los padres permisivos "son más receptivos que exigentes."
Los padres autoritarios-democráticos son considerados más eficaces y equilibrados. Ellos ponen y hacen cumplir las reglas, a diferencia de los padres autoritarios, razonan con los niños y explican el porqué de las reglas. Animan a sus hijos a que expresen su opinión, aunque sea distinta a la de ellos y su objetivo es educar niños con pensamiento independiente y con poder de acción. Este estilo es extremadamente receptivo (comunicativo) y muy exigente. Los padres autoritarios-democráticos a diferencia de los padres permisivos, establecen las reglas y esperan que sus hijos actúen de forma responsable. Si los niños se portan mal confían en que entenderán cuáles son las reglas y que las han quebrantado. Si no las respetan, pues los hijos deben atenerse a las consecuencias.
Un error que yo cometo es que en vez de reflexionar o explicar con calma y racionalmente, comienzo a gritar, amenazo y no sigo adelante con las consecuencias. Gracias a Dios que a pesar de mi estilo desordenado, mis hijos han resultado jovencitos muy exitosos.
Me pregunto si otras latinas tienen problemas similares como resultado de nuestra realidad bicultural.
Imagen vía Corbis