MIRA: Las cirugías plásticas casi lo matan pero no piensa parar hasta convertirse en Ken

La obsesión por la perfección y la belleza parece no tener límites para Rodrigo Alves, un hombre nacido en Brasil quien ha estado al borde de la muerte por abusar del bisturí.  A sus 30 años, el fanático de Ken, el novio de Barbie, se ha operado 12 veces y se ha realizado más de 20 procedimientos estéticos para intentar parecerse al popular muñeco.   

Se ha gastado casi 200 mil dólares en mejorar su aspecto, y pese al susto que pasó en enero, promete que volverá a entrar al quirófano muy pronto. ¡Qué locura!

Su cuerpo está reconstruido de pies a cabeza y no hay lo que este personaje no se haya hecho, pero nada parece ser suficiente. Ni te imaginas lo que revela sobre sus expectativas de vida.

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A Alves parece preocuparle muy poco llegar saludable a la vejez. Para el asistente de vuelo, lo más importante es alcanzar el ideal de perfección en su juventud, que proviene del muñeco Ken.

Todo empezó por la incorformidad que tenía con su físico desde muy pequeño. Primero fue una cirugía de nariz, luego otras para mejorarla y ya está pensando en hacerse una cuarta.

Con el miedo que yo le tengo a los hospitales, no sé como se las ingenia para internarse una y otra vez en un quirófano. Parece mentira que se haya sometido desde liposucción, implante de costillas y pectorales, cirugía de pantorrillas, inyecciones de botox y hasta injerto de cabello. ¡Qué espanto!

Lo peor fue cuando, a comienzos de año, se sometió a una operación para aumentar los músculos de sus brazos, así como sus hombros con silicona. El líquido penetró su sistema y en pocos días, sus brazos habían crecido de tal manera que se le imposibilitaba realizar casi nunguna actividad. Su regreso al hospital fue inminente y les digo que se salvó de milagro, porque la sustancia no alcanzó su corazón.

Un terapista dijo que padece de "dismorfia" una obsesión insana con su cuerpo, y me parece más negativo que otra cosa. Está bien querer mejorar nuestra apariencia, pero jamás ponernos en riesgo por alcanzar ese ideal al precio que sea.

Al final, Ken es uno solo y preferimos los muñecos de plástico.

Imágenes via Splash News