Primero que nada, quiero dar a gracias a Dios por haberme bendecido con dos embarazos perfectos. Cada vez que me mudo y por consiguiente cambio de médico, debo responder a la pregunta: ¿Cuántos hijos tiene? Y respondo: dos. Y cuando preguntan: ¿Cuántos embarazos ha tenido? la respuesta es la misma: dos. He tenido la buena fortuna de no haber tenido una pérdida. Pero porque he adorado a mis dos hijos desde que eran del tamaño de un frijol y pude escuchar el latido acelerado de su corazoncito, puedo imaginarme el dolor de perder a un hijo no nacido. Un dolor que experimentan un millón de mujeres al año aquí en Estados Unidos.
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Por eso lloré sin consuelo cuando leí la historia de Alexis Fretz y su hijito Walter, quien se apresuró a nacer cuando ella tenía apenas 19 semanas de gestación y apenas sobrevivió unos minutos. No importa que Alexis ya tuviera otras dos hijas. Tampoco importa que en el futuro Dios la bendiga con otra criatura. El dolor por la pérdida de Walter la acompañará siempre.
Alexis es una fotógrafa profesional y por fortuna tenía su cámara en el auto cuando sangró y se le presentaron las contracciones previas al parto. Digo por fortuna, porque ahora las fotos de Walter son lo único que le quedó de su bebecito.
Llegó a la sala de emergencia del hospital y supo que aunque apenas tenía 19 semanas de embarazo, ese día Walter nacería. Y en efecto así fue. Era la perfección en miniatura. Me refiero a que tenía sus piecitos y manitas con los deditos formaditos. ¡Dios, si tan sólo hubiera pasado unas semanas más en el vientre de su mamá!
Alexis lo tuvo en sus manos: el pequeño Walter cabía completo en una de sus palmas. Lo acunó. A través de su piel traslúcida, pudo ver su corazón latiendo. Pudo besarlo y decirle lo mucho que lo quería y lo extrañaría.
Aunque al principio Alexis no quería fotos, ahora admite que esas imágenes son lo único que le quedó de Walter. Y esas imágenes han tocado a mucha gente que las ha visto. Millones de mujeres sufren pérdidas como las de Alexis cada año, solas, en silencio. Y nadie pareciera querer hablar del asunto.
Para la madre que pierde un hijo no nacido no hay reposo médico pagado, ni flores, ni permiso de trabajo postnatal, ni asistencia psicológica. Pierdes un hijo, pero para el resto de la humanidad es como si te vino la regla, y esperan que sigas tu vida normal, cuando la realidad es que estás de luto llorando a un hijo con el que soñaste y a quien no pudiste cargar o amamantar.
A lo mejor l__a misión de Walter fue precisamente crear conciencia sobre el dolor que la pérdida de un hijo no nacido, o nacido en circunstancias similares a las de Walter, puede ocasiona__r, y sobre la importancia de dar apoyo emocional a las mujeres que a diario pasan por ese trance.
Quisiera además pensar que las hermosas imágenes de Walter en las manos de su mamá, también estarán ayudando a salvar vidas. Estoy segura de que más de una mujer en el trance de abortar, cambiará de opinión al ver que en su vientre lleva el milagro de la vida.
Imágenes vía Thinkstock, Alexis Fretz