Acabo de leer algo que me ha dejado bastante perturbada. De acuerdo con la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos el número de niños que se han sometido a cirugías plásticas ha aumentado un 30 por ciento en la última década … y la razón es difícil de digerir.
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Resulta que más y más padres de familia están recurriendo a la cirugía plástica para evitar que sus hijos sean víctimas de acoso escolar o bullying, como se le conoce en inglés. Aunque mayormente estamos hablando de niños a quienes se les quitan lunares o cicatrices grandes que han ocasionado que otros se burlen de ellos, el otro tipo de cirugía extremadamente común entre los pequeños es la que les arregla las orejas prominentes. Es decir, las que son grandes y que están muy separadas de la cabeza.
Afortunadamente, ninguno de mis hijos ha sido víctima de bullying por la manera como se ven. Claro que todavía están muy chiquitos y cualquier cosas es posible. Aún así, dudo que estaría dispuesta a someterlos al bisturí para evitar que sean acosados. Me dan pánico las cirugías y los peligros de la anestesia y jamás me perdonaría si algo le pasara a mis hijos a causa de una que no era necesaria para su salud.
Eliminar un lunar o una cicatriz no se me hace tan malo, pero operarlo para arreglarle las orejas me parece totalmente absurdo. Los niños crecen y cambian mucho por lo que no veo la necesidad de someterlos a una cirugía cuando todavía están chiquitos.
Por otro lado, ¿qué mensaje le estamos mandando a nuestros hijos si les hacemos creer que todo tiene solución? Todas sabemos que la vida real no es así, que hay gente cruel y odiosa por todas partes y que simplemente hay que aprender a enfrentarla o ignorarla. Y aunque eso no siempre es fácil, es una herramienta que debemos enseñarle a nuestros hijos para que puedan salir adelante cuando sean grandes.
Imagen vía wric.com
