Admito que mi vanidad de mujer es parte de mi personalidad, y que por ello he recurrí a la cirugía plástica para hacerme levantamiento de senos luego de años de lactancia. Entonces, claro que no tengo nada en contra de la cirugía plástica, ni en de los procedimientos de belleza que se realizan hoy gracias a las maravillas de la cosmética y la ciencia. Ahora bien, ¿qué es eso de jovencitas de 13 a 19 años de edad haciéndose todo tipo de cirugías plásticas, una tras otra? Es como una moda (o más bien diría yo que como una adicción) que empieza demasiado temprano en la búsqueda con la cirugía plástica de la perfección física y con la que estoy rotundamente en desacuerdo.
Es por eso que oir del cirujano plástico Michael Niccole, quien le hace procedimientos regulares a sus dos hijas adolescentes, me dejó ¡horrorizada!
No es sólo el hecho de saber de un médico efectuando cirugía en miembros de su familia, algo que a mi parecer es poco ético, sino el que este padre esté alimentando en sus propias hijas esa sed de perfección. ¡¿Qué les está enseñando (digo yo, además de cómo él se gana el dinero todos los días y las facilidades con las que cuenta en su oficina) si todo lo que tienen que hacer es pedir y papá hace magia?!
De él no aprenderían jamás a aceptarse como son (sin los senos voluptuosos, labios pronunciados y rostros como de hule que papá les facilitó). Después de todo, la adolescencia es tiempo para conocerse ellas mismas y su papá lo que les está enseñando es a camuflajear lo que Dios les dio. De él no aprenderán que la belleza se encuentra en nuestro interior y que es mucho más lindo si empezamos trabajando en la humildad y el amor propio antes de enfocarnos tanto en cómo lucimos por fuera. De él no aprenderán que hay un tiempo para todo (incluso para esos lujos que mamá y papá les pueden comprar a pedir de boca).
A mí me parece que el tiempo del doctor Niccole y el de sus dos hijas adoptivas Brittani y Charm (que hoy tienen 23 años y llevan haciéndose cirugías desde los 18 años) se hubiese invertido mejor en conversaciones para realzar el autoestima, que en el quirófano o con agujas intentando borrarles arrugas que seguro a sus tiernas edades ellas NI TENÍAN, NI TIENEN todavía en sus frentes.
Yo no sé en tu caso con tus hijos, pero si mi hija (o para los efectos cualquiera de mis dos varones, porque hoy día más y más niños también tienen problemas con su imagen propia) me sugiere que le deje hacerse cirugía plástica para llegar a las idealizadas medidas de 36-24-36 en la figura femenina o para destacar más sus jóvenes labios, le voy a pedir que vaya aquí y se familiarice con víctimas de la cirugía plástica como Donatella Versace o la Joan Rivers (¡quien aseguran se ha hecho sobre 700 cirugías plásticas!). Con suerte abrir de ojos le quitará las ganas de buscarse patitas de gallo u otras razones para querer buscar en el bisturí alguna fórmula mágica que de seguro no necesita hoy.
Imagen por CourtneyCarmody/Flickr