¡He vivido lejos de mi mamá, mi abuela (la llamo mami) y mi familia por casi 27 años! Llegamos a los EE.UU. cuando era joven debido al trabajo de mi papá. Yo me quedé con mis abuelos mientras asistía a la universidad. Toda mi familia se regresó a Chile, conocí a mi gringo y me quedé aquí. Mi hermana Valeria se casó con un sudafricano y se trasladó allí. Mi hermana Carolina, la más joven, regresó a Chile después de enamorarse de un chileno, pero ahora se trasladada por trabajo a Miami.
¡Hasta hace poco yo no acababa de entender el dolor que mi mamá ha sufrido con sus tres hijas que viven tan lejos de ella! Ahora que mi hija Carolina se está preparando para ir a la universidad -aunque a sólo 3 horas de distancia- puedo realmente entender lo difícil que ha sido para ella.
Me siento muy afortunado de poder visitar a mi familia cada año. A menudo pienso en tantas mujeres latinas que no llegan a ver a sus madres durante años. Hay casos en los que ni siquiera pueden estar allí para darles la a la vez o que no puede estar allí, incluso cuando fallecen.
A menudo les digo a mi mamá y a mami (ambas se llaman Lucía como yo) que a pesar de que no están físicamente conmigo, ellas están siempre presentes en mi vida y en la vida de mis hijos – a través de una colección de recuerdos increíbles, historias que a menudo les relato a mis hijos sobre mi infancia feliz, los principios que ellas han inculcado en mí y que les he pasado a mis hijos, los consejos que me han dado cuando más los he necesitado, o cuando una voz dentro me dice lo que mi mamá y lo que mami harían si estuvieran aquí conmigo. Gracias por esos momentos críticos en los que han dejado a todos atrás para estar conmigo – para el nacimiento de mi hija y el devastador diagnóstico de mi hijo Michael de "sordera profunda", el momento más duro de mi vida como madre.
Gracias mamá y mami por tener una de las relaciones más cercanas que una mamá/abuela e hija podría tener aunque estamos a miles de millas de distancia. Nuestra relación es más cercana que cualquiera de mis amigas que tienen sus madres y abuelas cerca de ellos (en la proximidad física).
Aunque es muy doloroso tener tanta distancia entre nosotras, continuemos concentrándonos no en la cantidad de días que tenemos la suerte de estar juntas, sino más bien pensar en los días especiales que hemos pasado juntas, sus valiosos consejos, el amor intenso y los maravillosos recuerdos que hemos compartido. Y si eso no es suficiente, pensemos en lo doloroso que sería nuestra vida si no nos tuviéramos ni en la distancia ¡Las adoro mamá y mami!
Imagen vía Lucía Ballas-Traynor