Finalmente una buena noticias para quienes quieren ser mamás pero han tenido abortos o pérdidas involuntarias sin saber por qué. Al parecer, científicos del Reino Unido han dado en el clavo y han descubierto que una molécula puede ser la responsable de que algunas de nosotras no podamos concebir.
El descubrimiento podría conducir al desarrollo de drogas para prevenir este tipo de abortos, con lo cual se resolvería el problema de muchas mujeres que no logran materializar su sueño de ser mamás.
Pruebas de laboratorio realizadas en Inglaterra demostraron que mujeres que habiendo quedado embarazas en tres oportunidades, no llegaban a término porque tenían abortos involuntarios, tenían una alta presencia de la molécula IL-33 en las células del útero.
Según el doctor Madhuri Salker, del Imperial College de Londres, si se controlan adecuadamente los úteros de estas mujeres, aumentarán las probabilidades de que estos acepten los embriones y de que el feto se desarrolle normalmente hasta que el embarazo llegue a término.
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El coautor del estudio, el profesor Jan Brosens, de la Universidad de Warwick, dijo: "Las señales moleculares que hemos identificado son conocidas por estar involucradas en una serie de enfermedades incluyendo la enfermedad de Alzheimer asma y enfermedades del corazón. Nuestros hallazgos sugieren la orientación de estas moléculas también podría ser una estrategia prometedora para el desarrollo de tratamientos que evitarían abortos involuntarios en las mujeres especialmente vulnerables".
Aunque todavía estos estudios son tempranos y hay que desarrollar los tratamientos que de ellos se deriven, siempre me conforta saber que la ciencia médica no se detiene y que sus avances siempre se traducen en una mejor calidad de vida.
Siempre he contado mis bendiciones, una de ellas, la de no haber tenido nunca una pérdida y de haber disfrutado de dos embarazos perfectos que resultaron en mis dos hijos que tuve después de los 40. Por eso te digo, si no has logrado concebir, no desesperes. Siempre hay esperanza y nunca es tarde cuando la dicha es buena. Que te lo digo yo.
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