Jamás olvidaré la gran sorpresa que me llevé cuando mi esposo me dijo que habíamos tenido una niña cuando nació nuestra primogénita. Aunque no habíamos querido averiguar su sexo durante mi embarazo, yo estaba convencida que iba a tener un niño. Pero ¿qué hubiese pasado si al nacer los doctores me hubiesen dicho que no estaban seguros si el bebé era niño o niña? Pues eso fue exactamente lo que le pasó a una mamá primeriza en Inglaterra.
A Emma Sohrabian le habían dicho que iba a tener una niña y ella tenía todo preparado, incluyendo la ropita y el cuarto para su bebé, de color rosado y súper femenino. Pero cuando nació Aolani Argyle, los doctores le confesaron que no sabían cuál era el sexo del bebé.
Suena como la cosa más rara del mundo, ¿no? Al parecer, el bebé de Sohrabian mostraba señales de padecer de una condición médica poco común conocida como hiperplasia suprarrenal congénita. Esta condición afecta a uno de 15 mil bebés y no tiene cura. En términos simples, los genitales de los bebés que padecen de esta condición se pueden agrandar al punto que no se puede saber si le pertenecen a un niño o a una niña.
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¡Qué locura! Yo jamás había oído hablar de esta condición y no me puedo ni imaginar por lo que debe haber pasado esta madre primeriza cuando le dijeron que pasarían más de tres meses antes de que pudieran confirmarle el sexo de su bebé recién nacido. De por sí, Sohrabian ya tenía que lidiar con el hecho de que la criaturita había nacido prematura, 15 semanas antes de la fecha de parto, por culpa de la placenta previa que la acechó durante su embarazo.
Por suerte, después de tres largos meses, los doctores le confirmaron que, en efecto, Aolani Argyle, era niña. Sohrabian se alegró, pero dice que hubiese estado igual de contenta si le hubiesen dicho que era niño.
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