Cuando el genio de Walt Disney creó su mundo mágico, probablemente no se imaginaba el gran alcance que tendrían los graciosos personajes que se han ganado la admiración de varias generaciones en el mundo entero. No solo por el afecto de gente común, sino de niños especiales a los que les ha podido mejorar sus condiciones de vida.
Como pasó con Owen Suskind, un niñito autista que se sentía muy sólo ¡hasta que ocurrió el milagro!
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Sus únicos acompañantes eran Pluto, Mickey y Goofy, entre otros personajes de Disney, ya que el pequeño casi no interactuaba nisiquiera con sus propios padres. Pero un buen día, todo cambió, y me llena de alegría esto que voy a contarles.
Los papás de Owen, los periodistas Ron y Cornelia Suskind, estaban angustiados porque veían que su hijito se encontraba absorto en el mundo de la televisión y los dibujos animados, muy lejos de socializar. Jamás pensaron que lo que parecía un problema contenía la solución que tanto habían estado buscando.
Fueron precisamente los carismáticos personajes, cuyos parlamentos y temas musicales eran repetidos por la criatura con facilidad, los que permitieron a los afligidos papás entrar al mundo oculto de su hijito, interactuar con él y hacer que despertara a su realidad.
Suskind afirmó que él y su esposa estaban convencidos que no se trataba de una simple "imitación" porque "los movimientos, el tono y las emociones parecían totalmente auténticos, como un método de actuación".
El milagro estaba en camino, cuando tocaron las fibras de Owen y le permitieron expresarse por sí mismo. Aunque le era imposible escribir su nombre correctamente, podía dibujar a la perfección personajes como el "Mad Hatter" y "Pepito Grillo". Inclusive, de acuerdo al señor Suskind, hasta los personajes de las primeras películas de la firma se volvieron "compinches" de su pequeño.
El escritor recuerda que cuando Owen tenía 6 años, tomó un títere de "Lago", el loro de "Aladino" y tuvo la primera conversación con su hijo. "Owen, ¿como estás?" le preguntó, a lo que el chico respondió: "No estoy feliz. No tengo amigos, no puedo entender lo que habla la gente". ¡Qué increible!
Lo mejor de todo es que el caso de los Suskind no es inusual. Muchos niños con autismo se identifican con sus personajes favoritos, lo que favorece su desenvolvimiento y desarrollo del lenguaje. Ahora adoro más que nunca a estos seres animados, que definitivamente vinieron a este mundo a esparcir su luz y gracia sobre todos nosotros.
Imagen vía abcnews.go.com