Todas hemos pasado por eso. Nos matamos de hambre y nada que nos entran los jeans. Y cuando nos ponemos en la báscula, lo que provoca es salir corriendo. Si acaso perdimos ¡una onza! La frustración y el desconsuelo son terribles. ¿Pero alguna vez te has puesto a pensar qué esta impidiendo que adelgaces cuando de verdad estás ingiriendo menos alimentos? Las razones pueden ir desde un desbalance hormonal, deficiencia de vitaminas y nutrientes, e incluso hasta una medicina que estés tomando. Sigue leyendo para que veas lo que puede estar arruinando tu dieta y qué hacer para que puedas efectivamente perder esas odiosas libras.
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Estás deprimida. Si estás deprimida y estás tomando antidepresivos, ésa puede ser la causa de que no adelgaces. Algunos de esos medicamentos advierten que el paciente puede ganar entre 5 y 15 libras y que si se toman por tiempo prolongado, el peso se sigue acumulando. Aún si no estás medicada, la depresión puede hacer que ganes peso cuando te sientes triste y sola. Tiendes a comer y compensar tus carencias con comidas y dulces y de paso, reduces tu actividad física (por el mismo estado de ánimo). Lógicamente, no sólo no adelgazas sino que además ganas peso. Lo mejor si estás atravesando por una depresión, es que te pongas en contacto con tu médico. Es importante además que hagas ejercicio físico e incluso que atiendas a reuniones de personas que como tu están tratando de perder peso, tipo Weight Watchers.
Estás tomando medicinas. La lista de medicamentos que nos pueden hacer ganar peso es interminable e incluye las píldoras anticonceptivas, las terapias de hormonas, los esteroides, las medicinas para la hipertensión y las enfermedades del corazón, los medicamentos para la epilepsia y las convulsiones, las medicinas para la artritis, para el cáncer de mama, e incluso algunos remedio para la migraña y la acidez. Lo que ocurre es que los medicamentos alteran tu metabolismo y por consecuencia tu apetito. Así que si sospechas que las medicinas te están haciendo ganar peso consulta con tu médico. Quizá te pueda recomendar un tratamiento alternativo que no afecte tu peso.
Tu digestión es lenta. Algunos problemas digestivos, incluyendo que tus movimientos intestinales sean lentos, también pueden causar aumento de peso, o dificultad para perderlo. Lo idea, en un mundo perfecto, sería que comiéramos y la a hora fuéramos al baño. Una o dos evacuaciones intestinales es lo que se considera normal y saludable. Si no eres tan regular, a lo mejor tienen que ingerir medicamentos ricos en fibra para mejorar tu flora intestinal. Si sufres de estreñimiento puedes tratarte con probióticos para ayudar a los intestinos a hacer su trabajo. También puede consumir fibra en polvo y hasta usar supositorios anales, lo importante es que puedas evacuar regularmente.
No estás ingiriendo los nutrientes adecuados. Tener deficiencia de vitamina D, magnesio o hierro puede afectar tu sistema inmune, disminuir yu energía e incluso afectar tu metabolismo y dificultar la pérdida de peso. Cuando te sientes débil, tiendes a consumir cafeína , dulces y más carbohidratos. Todo eso afecta tu dieta. Tu doctor puede recomendarte las vitaminas adecuadas. Pero además puedes probar comiendo nueces y almendras para aumentar el magensio y mejorar tus niveles de hierro comiendo espinacas, berro y carnes rojas.
Ya no tienes 15 años. La edad es un factor importantísimo. Yo me pasé todo el 2013 pensando que ya más nunca volvería a ser talla 2 por los años. Y es verdad. Con los años se asimila más todo y también se queman menos calorías porque tendemos a hacernos más sedentarios. Por lo mismo necesitamos hacer más ejercicio fisico y mantenernos más activas. Con los años se asimila más lo que se come. Por eso los recomendable es aumentar el ejercicio físico y además es mejor siempre comer proteínas magras y reducir los carbohidratos para facilitar la pérdida de peso.
Tienes una enfermedad músculo esquelética. La fascitis plantar, la osteoartritis, los dolores de rodilla o de cadera, puede resultar en el aumento de peso porque te hacen disminuir la actividad física y quemas mucho menos calorías. Por ello es importante consultar a tu médico y/o fisioterapeuta para que diseñen un programa de fisioterapia y ejercicio adecuado a tus necesidades. En estos casos no hay nada como la natación porque no es de alto impacto.
Imagen vía Corbis Images