Si algo es difícil a la hora de una separación, es cómo decírselo a tus hijos, como hacerles sentir que a pesar de que su papá y su mamá ya no estarán más juntos, los siguen amando a ellos incondicionalmente. Por ello lo primero que deben tener claro los protagonistas de un divorcio es que una cosa es la relación de pareja y otra sus roles como padres. Si bien la relación entre el hombre y la mujer cambia y uno de los dos se muda a otro lugar, hay que preservar y proteger la relación de cada uno con los hijos y de los dos, el papá y la mamá, con los hijos.
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Por eso lo más importante a la hora de una separación es la comunicación: entre ustedes, para decidir en forma conjunta cómo van a proceder frente a los niños, y luego con los hijos. Una vez que los dos tengan un plan de acción, hablar con sinceridad y franqueza es vital.
Lo ideal es que juntos se reúnan con los niños y les expliquen lo que está pasando. Decirles que aunque papá y mamá se quieren, no pueden seguir juntos en la misma casa y que eso no cambia la relación y el amor incondicional de mamá y papá con sus hijos. Uno de los objetivos de esta comunicación abierta y sincera deber ser tratar de garantizar estabilidad y seguridad a los niños, en el sentido de que ambos padres estará allí para ellos.
Sinceridad no quiere decir detalles. Los niños no tienen que saber porqué los padres se están separando. Y lo mejor es que ustedes eviten cualquier discusión o intercambio de palabras sobre el asunto frente a sus hijos. Ten presente siempre que tus hijos no son parte del conflicto.
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Una vez que se hayan separado, es importante que los dos padres respeten los horarios y días de visita. Que ustedes se hayan divorciado no quiere decir que los niños perdieron a su mamá o a su papá. Uno se divorcia de la pareja, no de los hijos.
Una vez que uno de ustedes se muda del hogar familiar, lo ideal es que en su nueva casa disponga de un espacio para los niños. Si puede ser una habitación decorada para los niños, tanto mejor. Si no se puede, por lo menos que tengan sus juegos y juguetes e incluso algo de ropa y libros.
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Además bueno que las personas adultas que interactúan con tus niños (maestros, cuidadores, entrenadores deportivos) estén al corriente de la situación y en comunicación contigo, así podrás tomar cartas en el asunto si tus niños experimentan cualquier cambio en su conducta o hábitos.
Finalmente, no dejes que la culpa te domine. Cuando nos divorciamos tendemos a querer compensar el divorcio y la ausencia del padre, consintiendo demás a nuestros chiquillos. Cuando los niños se dan cuenta de que pueden manipularte, lo harán. Así que debes ser firme, mantener tus normas y límites, amar no significa consentir.
Nada de esto que te estoy diciendo es fácil. Un divorcio es una experiencia dolorosa, pero podemos hacerla más llevadera y menos traumática para nuestros niños. No olvides que si tu niño experimenta cambios de conducta y en sus hábitos, lo mejor es que lo lleves a consulta con un psicólogo.
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