Confesiones de una divorciada: No trates de forzar la relación con los hijos de tu pareja

Si algo tiene de complicado divorciarse y volver a casarse es que por lo general el candidato viene con su combo completo. Y no de papitas fritas y refresos ligeros, precisamente. Me refiero a que viene con una ex y los hijos de su anterior matrimonio.

Pero, dejemos a la ex en su casa, que para eso ya el hombre está, espero yo, divorciado, y enfoquémonos en los hijos. En los tuyos, los míos y los nuestros. Porque así como tu tienes tus hijos, él tiene los de él. La pregunta es, entonces, ¿qué podemos hacer para que las dos familias se mezclen armoniosamente? Sigue leyendo que comparto contigo algunas ideas…

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Creo que lo más importante es no tratar de forzar ninguna relación con ninguno de los miembros de la familia o entre los miembros de las dos familias, sea que tu pareja y tu estén de novios, o ya estén viviendo juntos, casados o no.

Cuando dos personas que ya tienen hijos de otras relaciones se juntan, en teoría el universo afectivo de los niños se multiplica (no sólo ahora tienen nuevos hermanos, sino que además tienen nuevos abuelos, tíos, primos, etc.). Eso es verdad, pero también puede que los niños se sientas amenazados, desplazados y hasta celosos.

Por eso, nada como el amor y la paciencia y sobre todo que TODOS los miembros de la familia los perciban a ti y a tu pareja, como una unidad, como un bloque sólido. Con mucha, pero mucha paciencia, comprensión y unidad en la pareja, se puede alcanzar el éxito mezclando dos familias y llegar a ser verdaderamente feliz.

El reto más difícil de enfrentar es que primero, no se quiere a los hijos del otro de la noche a la mañana, así como tampoco los hijos de tu pareja ye van a querer y decir mamá de un día para otro. A lo mejor nunca te dicen mamá (tienen la de ellos), y en realidad eso no es lo relevante.

Puede que el amor por esos hijos que no son tuyos, llegue lentamente, pero si abres tu corazón y estás dispuestas a quererlos, terminarás encariñándote primero y amándolos después. Es muy importante que no te sientas culpables porque no los ames al principio. En estos casos, el amor llega despacio, pero seguro.

La idea es que vayas desarrollando y reforzando tu relación con los hijos de tu nueva pareja y que te des tiempo a ti misma y también a ellos, para que el cariño y el amor vaya surgiendo de ti hacia ellos y entre ustedes. Pinsa que seguramente tus hijos sentirán lo mismo con respecto a tu nueva pareja y sus nuevos "hermanos".

Por eso, tan importante como el tiempo y la paciencia, es tener la menta y el corazón abierto. La clave es no forzar nada y no pretender que porque amas a tu pareja, automáticamente vas a amar a sus hijos. Eso no es automático, pero se puede lograr. Al final del camino la recompensa es maravillosa: tendrás más personas a quienes amar y más personas que te amen.

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