Parece que comer mal, además de engordar, también podría estar relacionado al acné. De acuerdo a la Academia de Nutrición y Dietética, la dieta tiene mucho que ver con el acné, específicamente cuando se trata de alimentos de alto nivel glicémico y de productos lácteos.
No es la primera vez que los expertos en nutrición asocian la dieta al acné. En los años 70 y 80 se propagó la creencia de que las grasas causaban acné. ¿Te acuerdas cuando nos decían que no debíamos comer chocolate para evitar los horrendos barritos o espinillas?
Sin embargo, en los años 90, muchos expertos empezaron a decir que el acné no tenía nada que ver con la dieta. Ahora parece que los expertos en nutrición están volviendo a asociar el acné a la dieta, aunque de una manera diferente.
Según la Academia de Nutrición y Dietética, una dieta de alto nivel glicémico y el consumo frecuente de productos lácteos son los aspectos de una dieta que más podrían estar relacionados al acné (o sea, alimentos a base de harinas refinadas, alimentos altos en azúcar, comidas procesadas, alcohol, quesos, leche). Todavía no existe evidencia de que una dieta de este tipo en sí causa acné, pero sí se piensa que podría influir o empeorar esta condición.
Por ahora, la Academia de Nutrición y Dietética no está dando consejos de nutrición parar lidiar con el acné porque considera que hace falta más investigaciones científicas al respecto. Recomienda a los profesionales que ofrecen tratamientos de acné que consideren la posibilidad de incluir consejería nutricional en sus tratamientos, adaptada a cada individuo.
De hecho, desde hace tiempo muchos tratamientos de medicina alternativa para el acné se enfocan en la dieta. Y aunque no existe evidencia científica que compruebe la efectividad de estos cambios dietéticos en el tratamiento del acné, realmente vale la pena intentarlo; porque simplemente son cambios dietéticos muy saludables.
He aquí algunos de los consejos dietéticos más populares para lidiar con el acné:
- Empieza el día con un buen desayuno que contenga proteína y carbohidratos complejos.
- Toma mucha agua, al menos dos litros al día.
- No saltes comidas.
- No tomes más de una taza de café o té con cafeína al día.
- No tomes más de tres copas de alcohol a la semana.
- En vez de bebidas azucaradas o altas en cafeína, toma té de hierbas o infusiones naturales.
- Aumenta el consumo de fibra soluble—como avena, lentejas, frijoles, arroz integral, frutas y vegetales frescos.
- Come más alimentos ricos en magnesio como nueces, semillas y hojas verdes.
- Elimina o limita las comidas procesadas que contengan aditivos, preservativos y colorantes.
- Haz ejercicios aeróbicos al menos dos veces por semana.
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