¿Te imaginas vivir a 5 minutos de tu hermana melliza y no saberlo? Pues eso fue exactamente lo que le pasó a las hermanas Etta Stevens y Sandi Ikenn quienes fueros separadas al nacer en Chicago hace unos 70 años. Las mujeres crecieron en el mismo vecindario, pero habían sido adoptadas por familias diferentes y ni siquiera sabían que tenían una hermana melliza. Increíblemente, las hermanas, quienes fueron criadas por familias judias hasta asistieron al mismo templo en una época de su niñez. Es más, Etta y Sandi tenían amigos en común y en más de una ocasión, Etta visitó la tienda de discos de la familia de Sandi sin saber que su hermana melliza trabajaba ahí.
Aunque tienen rasgos similares, no son gemelas lo cual explica como es que probablemente se vieron en más de una ocasión y nunca se reconocieron.
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No fue hasta que el Departamento de Salud de Illinois decidió hacer accesibles sus récords de adopción que las hermanas se enteraron que eran mellizas. Etta fue la primera en enterarse y llamó a su hermana Sandi de inmediato. Hablaron y lloraron y hablaron un poco más y lloraron aún más.
Etta dice que ella siempre sintió como que una parte de ella misma le hacía falta. Y estoy segura que es cierto. Después de todo, estoy segura que no fue en vano el pasar nueve meses al lado de su hermana melliza mientras que estaban en el vientre de su madre.
Etta ha visitado a su hermana Sandi quien todavía vive en Chicago. Y recientemente Sandi visitó a Etta en la Florida, donde vive desde hace 9 años. Las hermanas se quieren como si hubiesen crecido juntas. Yo no sé qué haría si un buen día me entero que tengo una hermana gemela o melliza por ahí. Sería raro, pero también sería maravilloso. ¿No crees?