Pareciera que todos los días sale a relucir una noticia de algún maestro o maestra que se aprovecha de su puesto y por alguna razón inexplicable decide que es una buena idea tener relaciones sexuales con sus estudiantes. La verdad es que ya ni me sorprende cada vez que veo el titular. En el caso más reciente, una maestra ayudante ha sido acusada de tener sexo con un estudiante y de cometer actos sexuales con otros dos estudiantes de entre 16 y 18 años. Todo esto en el gimnasio de la escuela mientras otros tres estudiantes observaban–uno de ellos grabándolo con su teléfono celular.
Fue justamente por medio de ese vídeo que la policía se enteró de lo que ocurrió recientemente en Amphitheater High School en Tucson, Arizona y arrestaron a Clarice Lee.
La madre de dos niños tiene 22 años y había estado trabajando en la escuela como maestra ayudante de educación especial. La única razón posible para explicar lo que hizo es que tiene que haber perdido la cabeza por completo.
Porque de no serlo así, ¿acaso el deseo de tener relaciones sexuales con menores de edad puede ser tan fuerte que una mujer como Lee está dispuesta a perderlo todo?
Claro que muchos dirán que difícilmente un muchacho de 18 años se puede haber sentido intimidado o abusado por una maestra de 22 años, a quien probablemente ven más como su igual que alguien con autoridad. Pero el problema aquí es que Lee cometió un delito y aparentemente ni siquiera trató de ocultarlo ya que lo hizo frente a otros estudiantes.
Lo más preocupante de este caso es que alguien sin escrúpulos haya estado a cargo de estudiantes con necesidades especiales. ¡Ojalá no se haya metido con ninguno de ellos!
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