No soy partidiaria del colecho (o de dormir con tu bebé en la misma cama), especialmente cuando están recién nacidos. Conozco varias amigas que creen firmemente en esta práctica y lo han hecho con todos sus hijos sin problema alguno. Yo nunca lo hice con mi hija mayor Vanessa y sólo una cuantas veces con mi hijo menor Santiago cuando estaba amamantándolo, pero nunca con regularidad y menos cuando acababa de nacer. La verdad es que me daba pánico pensar lo que podría pasar y siempre sentí que mis hijos estaban más seguros en sus propias cunas.
El colecho no es para todos los padres y menos para aquellos que no han sido informados de los peligros que implica si no se hace de manera correcta. Después de la reciente muerte de un bebito que estaba durmiendo en la misma cama con sus padres en Año Nuevo, me parece importante hablar del tema.
Aunque no se sabe si la causa de la muerte del bebé fue por haber estado durmiendo con sus padres, no sería el primer caso en el que sucede. Por lo general, éstos bebés mueren a causa del ya conocidísimo Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. A veces son aplastados por el padre o la madre o sin querer o se les tapa con demasiadas frazadas y muere sofocado. Y ni hablar de los peligros si los padres fuman o si han estado bebiendo o haciendo drogas antes de acostarse a dormir con el bebé en la misma cama.
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Es por eso que los expertos recomiendan que el lugar más seguro para que tu bebé duerma es en su propia cuna. Ojo, esto no significa que no pueda dormir en el mismo cuarto contigo.
Sé perfectamente bien que el colecho es una práctica mundial que se ha llevado a cabo por años y años sin mayores problemas, pero a mí, la idea de que algo malo pudiese pasar me ponía tan nerviosa, que siempre preferí que durmieran en su propia cuna. Al principio, cuando dormían en mi cuarto, tenía un moisés al lado de mi cama lo cual facilitaba el amamantarlos–uno de los beneficios del colecho.
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