Si hay una cosa que realmente extraño de mi vida antes de tener hijos es dormir sin preocupación alguna y hasta tarde los fines de semana. Desde que me convertí en mamá, tengo suerte si duermo unas seis horas diarias. No es tanto porque mis hijos, que ya no son bebés, se acuesten tarde, sino porque una vez que los acuesto, me pongo a hacer todo lo que no tuve tiempo de hacer durante todo el día. Y es muy rara la noche que me acueste antes de las 12 a.m.
Sé perfectamente bien lo importante de dormir suficientes horas, pero a veces no es tan fácil conciliar el sueño con tantas preocupaciones y listas de pendientes. Así que aquí te comparto unos cuantos consejos que me han funcionado a mi para dormir mejor.
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Desconéctate: No hay nada peor que quedarte dormida con la tele prendida o acostarte a dormir después de estar conectada a la Internet. Lo mejor que puedes hacer es tener una rutina a la hora de acostarte que incluya actividades relajantes como leer o escuchar música.
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Oscuro, silencioso y fresco: Esas son las tres características que deberían describir tu habitación a la hora de dormir. La última es particularmente importante ya que se dice que la temperatura perfecta para dormir bien es de 68 grados.
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Buen colchón, buenas almohadas: Además de ser cómodo, tu colchón debe brindarte un buen soporte. Las almohadas también tienen que ser buenas para que puedas relajarte y descansar cómodamente.
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No comas antes de acostarte: Tu última comida debe ser unas 2 a 3 horas antes de acostarte, especialmente si vas a comer algo pesado (como la carne que se tarda en digerir) o picante.
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No des vueltas en la cama: Si no puedes conciliar el sueño, no te quedes metida en la cama dando vueltas. Mejor levántate y haz una actividad que te relaje como leer or escuchar música hasta que canses.
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