Consejos prácticos para que tus visitas se sientan en tu casa como en su casa

Llegó Acción de Gracias y este día marca el inicio de las fiestas en Estados Unidos. Además de la comida, mucha comida —¿por qué será que siempre estoy pensando en comida?— esto quiere decir ¡familia, amigos, visitas!

Y en el caso de nosotras mamás latinas, esto significa que recibamos huéspedes: a la suegra que viene de otro estado, a la abuelita que viene a pasar unos días con los nietos, a los tíos que vienen de México, o a la hermana que viene de Colombia, o a los primos que llegan de El Salvador. Pero es que mientras escribo esto me estoy preparando para la llegada de mi cuñada quien llega hoy desde Caracas ¡para aprovechar las rebajas del viernes negro!

Así somos. Por eso comparto estos tips para que te luzcas y seas la perfecta anfitriona y también para que si es a ti a quien le toca irse a quedar en casa ajena, quedes como la perfecta invitada.

Si vas a recibir, nada hablará tan bien de ti, como tener el cuarto de huéspedes limpio, así que comienza por ahí. Ten la cama o sofá cama donde va a dormir la visita con sábanas limpias, una buena frazada, un par de almohadas extra y un juego de toallas. Como a mí me encantan las velas, siempre tengo una velita perfumada a mano.

Para la primera noche, ten una cestita o bandeja, como las que ponen en algunos hoteles, con una botella de agua, un cepillo de dientes con un tubito de pasta dental de viajero y si quieres quedar elegantísima, pon un chocolatito. Ya verás como los detalles hacen la diferencia.

Impresiona a tus invitados a la hora del desayuno. Levántate un poquito más temprano para que cuando tu invitado se despierte ya esté el café listo. Averigua con anticipación que tipo de desayuno le gusta (cereal, huevos, tostadas, arepas) y trata por todos los medios de hacerle sentir que tu casa es su casa.

Si en cambio eres tú la que va a pasar unos días en casa de tus suegros o cuñados, por ejemplo, creo que lo más importante es que no te hagas notar. Por ejemplo, tiende la cama al levantarte e incluso ofrécete a poner sábanas y toallas usadas en el lavandero antes de irte.

Ayuda a tu anfitrión a que se sienta cómodo con tu presencia, por ejemplo, ofrécele hacerte cargo de desayuno. No tiene que ser algo complicado: puedes ser tostadas de pan con mermelada, o bagels con queso crema. Lo importante es que te recuerden como la persona grata y agradecida que eres.

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