¿Sabías que aquí en los Estados Unidos, mueren diariamente cinco niños por abuso o negligencia? Yo lo sé, pero como diríamos en mi país "no me cabe en mí cabeza." Cada vez que veo o leo alguna noticia sobre los sufrimientos que un niño maltratado ha experimentado, me quedo en un estado de shock total. Hasta el corazón me duele si llego a saber los detalles. Y lo peor de todo es que este tipo de noticias va aumentado drásticamente.
Definamos el concepto como lo hace el Children and Families Department de este país. Maltrato a menores significa un acto (u omisión de un acto) por parte de uno de los padres o el cuidador que resulta en muerte, daño físico o emocional, abuso sexual o que pone al niño en riesgo inminente de un daño grave.
De esta definición lo que me afecta más es lo siguiente: "por parte de uno de los padres o el cuidador." Lo que significa que el abuso viene de una persona en quien confían, de una persona quien se supone que los cuide y proteja en todo momento. Cuando uno es madre, hasta le duele tener que separarse de ellos por miedo a que les pase algo. Como cuando se dejan en dónde los cuidan/escuela. Mi esposo se ríe porque Andrea se baja del carro y yo le sigo enviando bendiciones. O cuando uno les llama la atención o castiga por algo que hicieron inapropiado; a uno les duele más que a ellos. Lastimar a un niño a través del abuso, cualquiera que sea: emocional, físico, sexual y negligencia no tiene nombre. Sin entrar en detalles sobre los efectos negativos y traumas que un niño abusado lleva para toda la vida.
Vuelvo y repito… esto NO tiene perdón.
Quizás como profesional he adquirido las herramientas y el conocimiento necesario para de cierta manera tratar a personas que comenten estos actos. Sin embargo, debo admitir que como madre simplemente… NO LO ENTIENDO.
Imagen vía Pink Sherbet Photograph/Flickr