Debemos prepararnos para la muerte de nuestros seres queridos

Cuando empecé a trabajar en la televisión hispana en 1998, yo era un sacerdote joven de 29 años, con tres o cuatro años de experiencia como ministro ordenado.  Sin saber mucho sobre el negocio de la televisión, pensaba que lo que fuera más importante para las familias hispanas, tendría mucho impacto televisivo. Con el tiempo, me di cuenta que pocos temas serios se pueden tratar en la televisión, ya que no siempre los programas que te hacen reflexionar y pensar cosas importantes, tienen mucha aceptación por parte de la audiencia.

Recuerdo que un día hicimos un programa sobre "Cómo prepararse para la muerte" y los ratings fueron terribles, a pesar de la excelente calidad de la producción y de la información tan valiosa que estábamos ofreciendo a la comunidad latina. Así es – no siempre se puede ganar-.

Pero esa experiencia me enseñó que una de las cosas más difíciles, es hablar sobre la muerte. De hecho, si le preguntamos a cualquier líder religioso – sea cuál sea su tradición religiosa – seguramente afirmará que una de las tareas más exigentes que tenemos es hablar a una familia en el momento de haber perdido a un ser querido. Y eso lo hacemos muy a menudo.

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Esta semana se me murió una persona, que aunque no era de mi sangre, dejó una gran marca en mí. Era un obispo humilde y un hombre de Dios. Su devoción, su lucha por la libertad de su pueblo y por el bienestar de todos nuestros países de América Latina lo convirtieron en una figura querida y admirada.  Para mí era como un padre, y aunque uno sabe que algún día todos nos vamos a morir, creo que nadie puede estar 100% preparado para el momento de la muerte de un ser querido. 

Escribo estas palabras para que todos recordemos que sólo Dios es eterno y que todos nos vamos de éste mundo algún día; algunos antes y otros después. Considero que es importante prepararse para encontrarse con Dios (sea cuál sea su concepto del Ser supremo). Vivir cada día como si fuera el último – a plenitud – quizás sea la mejor forma de prepararnos para la vida eterna.

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Image via Kratka Photography/flickr