
Lo que hace años parecía casi imposible es una realidad. La "pastilla del día después" no sólo existe, sino que ahora se vende en las máquinas expendedoras de la Universidad de Pensilvania. Tal y como si se tratara de refrescos o caramelos, la Universidad de Shippensburg en Pensilvania, ofrece a los estudiantes la posibilidad de adquirir la famosa píldora "Plan B One Step" en el Centro de Salud Etter de la institución, según dijo Peter Gigliotti, Director Ejecutivo de Comunicaciones y Mercadeo de la Universidad.
De acuerdo a Gigliotti, la universidad comenzó a ofrecer la "pastilla del día después" tras realizar un sondeo entre la comindad universitaria, donde el 85% de los estudiantes estaba de acuerdo con la medida.
La máquina dispensadora está en una habitación privada en el Centro de Salud y los estudiantes acceden solamente después de anotarse en el mostrador principal y recibir la autorización para acceder a la zona de tratamiento, dice Gigliotti. La verdad, no sé qué piensas tú, pero me parece que el hecho de que el estudiantado aprobara la medida no es un motivo de peso para vender la "pastilla del día después" en una máquina.
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Hace unos minutos conversaba con una amiga, cuyos hijos son adolescentes, sobre este tema y me decía que esta medida, al igual que la píldora en sí misma, aúpan una actitud irresponsable en nuestros jóvenes. Claro que es necesario tener la posibilidad de evitar un embarazo no deseado si es que se ha tenido "un accidente". Pero vender la pastilla en una máquina como si fuera un caramelo, de alguna manera el mensaje que envía es: ahí tienes luz verde para tener sexo ¡mañana te puedes preocupar por las consecuencias!
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Quiero que me entiendas. No soy pacata, ni me la doy de monja. Se trata de que me preocupa la salud femenina, de una mujer en cualquier edad, pero especialmente la de las jóvenes. Justamente, al conversar sobre este tema, otra amiga, me decía que ella conoce a una chica que al tomarse la pastilla siguiente, tuvo severos efectos secundarios. De hecho, tuvo que regresar al doctor. Entonces me pregunto, ¿qué pasará con las jóvenes que compren su pastilla-caramelo en la máquina de la Universidad de Pensilvania si se les llega a presentar algún tipo de efecto secundario y están solas en el campo universitario?
¿Qué opinas tú de este asunto?
Imágenes vía aj marx, waltarrrrr/flickr