“¡Me parece totalmente ridículo!”* Realmente no hay manera sutil de decirlo. Digo esto no tan sólo como madre de una niña de 6 años, sino también como la hermana de una ex Miss Universo.Sentada en casa con Dayanara, vimos el programa “Toddlers & Tiaras” y nos quedamos con la boca abierta.
Soy fiel creyente del sin número de beneficios que puede representar el exponer a nuestros hijos (hijas en este caso) a actividades extracurriculares que les gusten; ya sean deportes, modelaje, clases de arte/música, entre otras. Pero el red flag aparece cuando como madres nos envolvemos tanto en la actividad, que perdemos el sentido común… entre muchas cosas más.
Para mí, ver una niña de apenas 5 años llorar y expresar claramente que no quiere que le saquen las cejas, que le peguen pestañas postizas, y básicamente hacerla lucir como una mujer… es INACEPTABLE. Y después de todo el sufrimiento, verla sonreír en la tarima como si nada hubiera pasado, es totalmente ALARMANTE.
Estoy sorprendida de ver cómo las madres se descontrolaban con sus niñas por culpa de una práctica o un movimiento que para ellas no era perfecto. Más sorprendida me sentí cuando no vi NINGUNA niña genuinamente feliz en el proceso. Hay una línea muy fina entre el apoyar la personalidad/individualidad de una niña y la competencia constante sin ningún tipo de diversión, reconociendo que muchas de estas niñas están realizando el sueño de sus madres y no el de ellas.
Hay que reconocer que la base de lo que somos de adultos es formada con las experiencias diarias de nuestra niñez. No es lo mismo cómo una joven de 18 años asume el ganar o perder una competencia a una niña, de 3, 5 u 8 años, donde su auto-estima está en pleno desarrollo. ¿Acaso no es el asegurarnos que nuestros hijos tengan una base fuerte para que sean personas de bien en el futuro, uno de nuestros deberes como madres?
¿Qué efecto piensas puede en una niña el ser prácticamente forzada a competir en certámenes de belleza como si fuese ya una mujer?
Imagen vía TLC
