Existen muchísimas razones por las que una mujer que sufre maltrato decide permanecer en una relación. Nuestra empatía nos invita a que como féminas intentemos no juzgar a otras mujeres. Y, aunque no quiero llevar esta propuesta por el camino de la justificación, es importante comprender que el nivel de deterioro emocional al que se han visto sometidas (seguramente desde muy temprana edad), puede ser un factor que les impida lograr el valor para actuar desde la dignidad y tomar decisiones que aparten su ser entero de los tratos que reciben con violencia. Es por ello que para comprender el por qué muchas veces deciden no denunciar, necesitamos quitarnos la capa de juez y ponernos en los zapatos de quien lo sufre. Mira por qué.
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Uno de los motivos principales por los cuales deciden aguantar es el falso concepto que tienen sobre el amor ya que han vivido el maltrato como algo natural y peor aún, hay mujeres que están tan lastimadas emocionalmente que sienten que lo merecen.
La violencia es debida a la desigualdad de género y la lucha contra el pensamiento y actitudes machistas aún sigue en pie. Es por ello que te paso estos datos de las causas por las que muchas mujeres deciden no denunciar a sus agresores y tengas una visión clara desde la comprensión y no desde el señalamiento.
- Si tú o alguien que conoces es víctima de violencia doméstica llama a la Línea Nacional sobre Violencia Doméstica al 1-800-799-7233 (para español oprime 2). *
Deciden no denunciar porque han idealizado la eterna promesa del cambio.
‘Te juro que no lo vuelvo a hacer, te prometo que es la última vez que sucede, no sé qué me pasó, yo no soy así’, son algunas de las frases que pueden sostener a una mujer en la esperanza de que no volverá a pasar. En la reconciliación el maltratador regala instantes de amor mal entendido y deformado. En el momento en el que el maltratador baja la guardia y se convierte en un hombre que suplica, se concede la fantasía (aunque sea por minutos) del amor desde la sensación de: “Sí le importo”, esto es un círculo vicioso eterno en el que la expectativa de amor llega por instantes, aunque también en instantes se va.
Decide no denunciar porque siente culpa debido a un sentimiento de lealtad mal entendido en nombre del amor.
Es posible que pasado el evento de la agresión o pasada la crisis emocional se asuste y sienta que denunciar sería un acto de traición imperdonable. En el fondo y debido a su 'tan' baja autoestima, siente que el hecho de que su pareja permanezca a su lado o la haya elegido como su compañera, es algo así como que le está haciendo un favor al considerarla o tomarla en cuenta como algo especial en su vida. Desarrolla una lealtad enfermiza y se siente en deuda emocional con su agresor.
Porque no quiere aceptar que está en medio de una relación tóxica y violenta justifica las formas torcidas de amor que le da su pareja.
El concepto tan equivocado que tiene del amor la lleva a pasar por alto que el maltrato, la violencia y el dominio no son amor. En el fondo sabe que está en una relación tóxica que puede terminar en consecuencias fatales y en donde no sólo pone en riesgo su vida sino también el futuro emocional de sus hijos. Sin embargo, está atorada y bloqueada en el camino de las decisiones ya que tiene una terrible confusión sobre lo que representa el amor sano y por lo tanto se niega a percibir la realidad de que su pareja es violenta.
Porque vive como una niña asustada y desconoce sus derechos ante la ley y piensa que nadie querrá ayudarla.
Desgraciadamente la ignorancia a la que se ha visto sometida debido al miedo y a la dependencia emocional que siente hacia su pareja le impide tener la conciencia clara de los derechos legales que podrían protegerla ante los abusos recibidos. Incluso, aunque se lo aclare alguien más o incluso la instruyan en ello, es posible que se niegue a sentir que ese derecho también le corresponde a ella, sintiendo que en la denuncia podrían negarle la ayuda. Esto es producto de sus miedos y su baja autoestima.
Porque sabe que cuando muchas mujeres se atreven a denunciar son juzgadas y cuestionadas como culpables de la agresión.
Lamentablemente es una realidad que viven muchos países. El machismo se extiende incluso en las personas encargadas de ejercer la ley. Esto se ve reflejado en preguntas e interrogatorios que llevan una doble intención de culpar a la mujer por el trato recibido. En ocasiones son víctimas de comentarios indirectos que llevan la intención de la duda e incluso la intención oculta de defender al maltratador. Esto hace que desconfíen de la ley y no se sientan protegidas por ella.
Se siente vulnerable ante el mundo y su maltratador es al mismo tiempo su rescatador.
La forma en que la mujer maltratada ve el mundo y la forma en que lo vive se da desde la subjetividad. No logra ver con ojos claros que tiene un potencial que puede desarrollar y siente que necesita ser rescatada por alguien más fuerte que ella. Es aquí donde confunde la fuerza con maltrato y dominio. Puede sentir una especie de admiración distorsionada hacia su pareja, a quien ve como un hombre determinante.
Tiene mucho miedo de las reacciones de su pareja y siente que denunciarlo sacaría todos sus demonios.
Como te lo mencioné antes, el deterioro emocional que al mismo tiempo la lleva a un total deterioro de su autoestima causa que se sienta en peligro constante como si estuviera frente a un depredador y en realidad sí lo está. Su sentimiento de inferioridad crece con el tiempo y se siente incapaz de defenderse o de pedir ayuda. Si piensa en ello, la consume el miedo y mejor lo deja pasar ya que teme a la furia de su pareja y mejor abandona la idea.
Tiene mucho miedo de no sacar adelante a sus hijos por no contar con su independencia económica.
Muchas mujeres pueden ser juzgadas ante la inmovilidad indefensa que sienten. No es que no tengan la capacidad de ser un adulto para poder sostenerse por sus propios medios, la tienen, solo que no la han conectado y se pueden sentir inútiles ante el mundo. Es un tema en el que pueden ser tachadas de flojas o convenencieras, cuando en realidad es la inseguridad y la sensación de desprotección lo que les impide cruzar la línea a la independencia. El apoyo de amistades o de expertos y la ayuda en el empoderamiento es imprescindible para que lo logren.
Puede ser víctima de presiones psicológicas que la llevan a sentirse forzada a no denunciar.
La presión psicológica puede presentarse tanto en el hecho de evitar la denuncia como en el hecho de permanecer en la relación, aunque ya no quiera. El nivel de codependencia ha crecido tanto que se siente responsable del bienestar de su pareja y quizá sufra de amenazas del tipo: 'si me dejas me mato, si me abandonas serás responsable de lo que me pase, o si me denuncias serás la responsable de todo lo que me hagan y tu conciencia no estará tranquila'.
En ocasiones no tiene apoyo de su familia para salir de la situación de violencia.
Si ponemos en contexto que una situación de maltrato durante la infancia puede llevar a su normalización, es posible que la mujer que lo sufre haya tenido experiencias de maltrato o violencia doméstica en edades tempranas dentro de su propia familia y aunque no es una norma que esto haya pasado, sí es muy probable. Es por ello que podrían darle la espalda o incluso tacharla de exagerada por lo que, al sentirse sin respaldo, decide no denunciar.
No cuenta con un plan de seguridad y se siente sola, por ello es mejor aportarle soluciones y no críticas.
Para denunciar requiere tener la fuerza psicológica y el coraje necesario para atreverse a hacerlo, aunque también necesita tener algo que la haga sentir respaldada en un nuevo plan de vida. Desde sus inseguridades no es cosa fácil porque le requiere de un gran esfuerzo mental y psicológico que le permita buscar opciones. Debe buscar ayuda profesional o en casos extremos apoyarse de un refugio institucional que le ayude a dar el paso.
No se atreve a denunciar porque siente que no le van a creer, no tiene la suficiente evidencia para demostrarlo.
Lamentablemente tanta presión psicológica la lleva a sentir que será desacreditada. De hecho, muchos maltratadores dicen frases como: ‘Y quien te va a creer, no tienes pruebas’ y también dicen cosas como: ‘Tú tienes más que perder, que yo’. Es por ello que es importante que sepa que cualquier evidencia puede ser de gran ayuda. Si conoces a alguien, aconséjale que tome fotos de sus lesiones físicas o guarde los correos electrónicos que contengan cualquier tipo de amenaza.
No denuncia porque siente una vergüenza profunda por la situación que vive.
La denuncia es una forma de exponer su vida a los demás ya que necesita de pruebas y testigos que abalen su situación. Es por ello que prefiere mantener todo tras la apariencia de que está siendo muy feliz. Tiene temor de ser señalada y criticada. La denuncia es un paso mayor y muchas veces definitivo que deja al descubierto realidades que no quiere mostrar. Así que, si tienes sospechas de alguien cercano a ti que lo esté viviendo, muéstrale tu apoyo incondicional.
No denuncia por miedo a que le quiten la custodia de sus hijos y ser considerada una madre poco apta para protegerlos.
Teme ser cuestionada por las autoridades en cuanto a los riesgos a los que somete a sus hijos, quienes están creciendo en un ambiente hostil. Sumado a las amenazas de su pareja que la atemoriza con comentarios como: ‘Atrévete a denunciarme y te quito a mis hijos’ y a su temor de madre, prefiere dejar las cosas así y no pide ayuda. Su mente se convierte en su peor enemiga ya que teje historias de pérdida y de acusaciones que acrecientan su temor y su inmovilidad.
Tiene temor de denunciar porque siente que no sobrevivirá ni económicamente ni emocionalmente.
Es como si no tuviera personalidad propia, vive a través de lo que su pareja dice, hace o piensa. Experimenta una especie de simbiosis, producto de la codependencia que le impide ver con claridad que es una persona adulta y con mucho potencial. La denuncia es una forma de echarse la soga al cuello ya que tendría que enfrentarse a la realidad de que debe valerse por sus propios medios, económicos y emocionales, para salir adelante. Siente que nadie la respalda y le da pánico enfrentarlo.
