Uno de mis objetivos como mamá es que mis niños sean bondadosos y amables, pero no es fácil lograrlo. Los pequeños aprenden por observación, así que lo más importante es que como adultos seamos bondadosos en cada uno de nuestros actos y con el paso del tiempo los chicos lo harán de manera natural.
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Amar a sus familia, el respeto por los mayores, el afecto a los animales, la solidaridad entre amigos, el cuidado del medio ambiente y el altruismo con los más necesitados son algunos de los valores que intento enseñar cada día a mis hijos.
No es una tarea sencilla y es algo que como familia intentamos reforzar en los pequeños. La generosidad es uno de esos valores que nunca deja de aprenderse. Es bellísimo ver la alegría y el orgullo de los niños cuando realizan algún acto solidario.
Aquí te comparto algunas lecciones que han aprendido para que en el futuro sean mejores seres humanos.
La solidaridad con los más necesitados es un valor que los niños deben aprender.
Con el paso de los años mis hijos se han involucrado en distintas actividades para recaudar dinero o víveres para los más necesitados, para Unicef y para los enfermos con cáncer. Ellos saben que son privilegiados por la vida que tienen.
En 2017 un terrible terremoto destruyó gran parte de mi amado México y decidimos poner un puesto de limonadas para recaudar fondos para las personas que habían perdido su hogar en una Juchitán, Oaxaca, de donde es un gran amigo mío. Me sorprendió el entusiasmo de ambos por ayudar y juntar la mayor cantidad posible de dinero para mandarla a México.
No hay nada más bondadoso que querer a nuestros mayores.
Desde que son pequeñitos les hemos explicado que es sumamente importante respetar a sus mayores. Ellos saben que sus abuelos y bisabuelos son muy importantes en su vida porque de ellos venimos. Han aprendido a ser pacientes con las personas de más edad, saben que a veces les cuesta escuchar o caminar y que ellos tienen que ayudarles todo lo que puedan. Mis niños solían admirar a su bisabuelo Pablo, con ellos en esta foto, quién murío a los 101 años. Me enternecía verlos con él pues le tenían una paciencia infinita para entenderlo cuando les hablaba.
El amor entre hermanos para mi es importantísimo.
Mis niños –como la mayoría de los hermanos– suelen pelear muchísimo. A veces sus pleitos se convierten en una pesadilla. Sé que es normal que los hermanos tengan enfrentamientos, Sin embargo, intento fomentar un ambiente de amor entre ellos. Siempre les recuerdo lo mucho que quiero a mis hermanas, lo importante que son en mi vida y que las extraño ahora que no están cerca. Aunque no han dejado de pelear, ellos saben lo importante que es amarse entre ellos y ser solidarios cuando se necesiten.
El afecto a los animales también es importante.
En casa tenemos una perrita llamada Máxima y desde que ella llegó a nuestras vidas han aprendido que a los animales también se les respeta, se les da cariño y cuidado. Saben que si están enojados no pueden desquitar su enojo con la perrita, ni con cualquier otro ser viviente.
El amor por los más pequeños e indefensos es básico.
Mis dos niños hace muy poquito se convirtieron en hermanos mayores. Aunque han estado celosos, han aprendido a querer a su hermanito y a protegerlo. Ellos saben que es muy pequeñito y requiere muchísimo cuidado
Que respeten al otro a pesar de sus diferencias.
Uno de mis hijos le puede ir a un equipo y el otro a uno diferente pero eso no significa que tengan que ser intolerantes pese a que no compartan las mismas ideas. Los seres humanos somos distintos, podemos profesar distintas religiones, tener creencias políticas que no sean afines e incluso apoyar a distintos equipos en el fútbol, pero lo importante es ser tolerante, respetuoso y bondadoso con el otro.
La unión hace la fuerza y más si es para una buena causa.
Mucho hemos hablado de trabajar en equipo, de integrar a los niños nuevos que llegan al colegio, a aquellos que no tienen amigos. Aunque es evidente que mis hijos no son amigos de todos en su escuela, si que han tenido gestos lindos cuando algún niño la ha pasado mal. Por ejemplo, cuando los papás de uno se divorciaron, el más pequeño de mis hijos le compartió su experiencia al tener padres divorciados. Yo les digo muchas veces que mientras más cosas lindas hacemos por los demás, más cosas lindas vienen a nosotros.
El amor a mamá es lo más lindo que hay.
Siempre les he inculcado a mis hijos que amar a su mamá y a su papá es sumamente importante, así como ser agradecidos con los esfuerzos que cada día hacemos por ellos. A veces los niños no se dan cuenta de todos los sacrificios que hacemos como madres pero yo soy de la idea que debemos decirles –sin hacerlos sentir culpables por supuesto– que luchamos por ellos para que aprendan a ser agradecidos y amorosos.
Mis niños saben que tienen que cuidar el planeta en donde viven.
Con el paso del tiempo y tanto en casa como en el colegio, los niños han aprendido a cuidar nuestro planeta. Amar a la Tierra también es parte de ser bondadosos. En casa reciclamos, intentamos al máximo no usar plástico, reusamos todo lo que podemos, intentamos no comer productos de origen animal y ellos son conscientes de que en sus manos –y en las de su generación– está proteger el lugar en donde vivimos.
Ser bondadosos también implica intentar frenar el 'bullying'
En casa hablamos mucho del bullying y de qué hacer para evitarlo. Intentar erradicar este mal en nuestra sociedad, que muchas veces comienza en las escuelas, es también una manera de ser generosos con los demás y de contagiar la bondad en vez de la maldad.
Al final del día es hermoso poder reconocer que hemos actuado de manera bondadosa.
Yo a mis hijos una de las lecciones que siempre les repito es que a la hora de irse a dormir recuerden esos actos que hicieron para ayudar a los demás, para ser mejor persona, para cuidar al planeta. Les recuerdo que a veces una simple sonrisa o un abrazo a alguien que lo necesita puede significar mucho, que recuerden que si son seres humanos generosos y bondadosos su vida será mucho más linda. Es un trabajo de todos los días y seguimos aprendiendo juntos.