La codependencia es una de las peores condiciones que puedes vivir en tu relación de pareja. Es algo así como vivir en la cárcel del "no puedo estar contigo, aunque tampoco puedo estar sin ti". Y ya te imaginarás que vivir en este terrible dilema, puede ser angustiante y sobre todo sumamente frustrante. Cuando llegas a un punto en el que las cosas se salen de control porque te das cuenta que te has quedado sin vida propia por resolver la vida de tu pareja, y que además sientes que te quedas sin oxígeno cuando estás lejos de él, debes buscar ayuda profesional.
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Si todo el tiempo estas pendiente de lo que necesita tu pareja, si dejaste de tener vida para solo estar atenta a cuidar de él y protegerlo, y por lo tanto se ha vuelto el centro de tu universo, debes de tener cuidado porque estás adentrándote en una terrible tormenta.
Aunque no lo creas, una de las características más devastadoras de la codependencia es la forma de control pasivo hacia la pareja. Esto de estar al pendiente todo el tiempo, en realidad tiene la finalidad oculta de provocar dependencia, al grado de afectar la salud y las relaciones interpersonales en ambos.
Sientes una compasión inexplicable por él y le perdonas todo.
Siempre lo perdonas aunque se porte como un patán. No te duelen sus malas acciones, al contrario, lo justificas todo el tiempo y lo sientes tan desprotegido que te autoengañas creyendo que él actúa así porque necesita de alguien que lo comprenda y tú vas al rescate.
Puedes ser empática con tu pareja, pero no le quites la responsabilidad de asumir sus errores.
En tu afán de amarlo equivocadamente, lo perdonas y olvidas por completo el daño que te hace. Para que sea una relación entre adultos, es necesario que él se comporte como tal y que no le evites las consecuencias de aquellas malas decisiones que toma. Eso no es amor.
Lo sobre proteges como si fuera un niño pequeño e incapacitado para hacerse cargo de sí mismo.
De forma sutil y en actitud vulnerable, te convierte en quien organiza su vida, le dices qué hacer y cómo hacerlo sin que él te lo pida. Lo vas acostumbrando poco a poco a inutilizarse porque en el fondo quieres que él dependa de ti. Inconscientemente buscas que te necesite.
Trátalo como el adulto que es y abandona la idea de que él solo estará contigo si te necesita.
Quizá tú creciste en medio de relaciones codependientes y por ello tengas esta percepción equivocada del amor. Valórate más y comprende que si tu pareja va a estar contigo, será porque te ama, no porque te necesita. Sé tú misma y deja de cuidarle las espaldas.
Sientes que está en deuda contigo por todo lo que le has aguantado y por todo lo que haces por él.
Directa o indirectamente siempre se lo recuerdas. Es una manera de engancharlo en la codependencia, una especie de chantaje emocional en el que te victimizas y aunque no lo manipulas conscientemente, en el fondo lo que buscas es provocarle sentimientos de culpa.
No te permitas mantener a alguien a tu lado solo porque se siente culpable y en deuda contigo.
Debes ponerte un límite claro y olvidar aquel dicho que dice que en el amor y en la guerra todo se vale porque no es así. Es evidente que te falta amor propio al obligarlo indirectamente a estar contigo. No mendigues amor de esta manera y déjalo libre si es el caso.
Tiendes a relacionarte con hombres que tienen muchos problemas o adicciones para ayudarles a resolverlos.
Quizá te cuestiones, ¿Por qué siempre me pasa lo mismo?, ¿Por qué me relaciono con la misma clase de hombres? Pues ya tienes la respuesta: En realidad hay un para qué y ese es: "para que te necesite y nunca te abandone".
Deja de creer que lo ayudas resolviendo todo y tolerando sus adicciones y mejor busca ayuda.
Se mete en problemas y ahí estás tú como su heroína al rescate; vive doliente por sus adicciones y lo justificas; te sientes culpable y la peor de las parejas si no lo ayudas. Si en realidad quieres su bien, busca ayuda profesional para él y de paso también para ti. Un grupo de apoyo podría beneficiarlos.
Van juntos para todos lados, no se pueden despegar ni un segundo porque sientes que mueres.
Es como si te faltara un brazo, no te sientes completa si él no está a tu lado, necesitas de su presencia para sentirte cómoda. De lo contrario, te sientes incómoda y creas un lazo donde lo buscas vía telefónica o te mantienes conectada como sea con él.
Aprende a disfrutar sin él y date la oportunidad de vez en cuando de desconectarte un poco.
Es un respiro necesario para toda relación saludable. El no poder vivir el uno sin el otro puede resultar asfixiante e incluso desgastante. Necesitan tener sus espacios y vivir sus propios mundos. Así que progresivamente vete soltando de ese lazo tóxico que mantienes con él.
Das mucho más de lo que recibes en esta relación, al grado de que te cuesta mucho trabajo recibir.
Estás tan acostumbrada a ser la que resuelve, a ser la que cuida y la que protege, que cuando tu pareja quiere invertir el rol y protegerte o cuidarte, tú te sientes sumamente incómoda y no lo permites. Es como si tu identidad de mujer salvadora estuviera en riesgo.
Déjate cuidar y proteger de vez en cuando, date la oportunidad de recibir.
Cambia tu concepto poco a poco de lo que para ti es una relación de pareja, date el permiso de dar y recibir en equilibrio. Acepta cuando tu pareja se preocupa por ti y no le cortes las intenciones que tiene de hacerte sentir cobijada, no pasa nada si te dejas consentir un poco.
Te vuelves súper controladora en la relación y lo haces de maneras muy sutiles.
Puede que lo hagas de forma sutil o directa. Lo único que te tiene tranquila y libre de toda ansiedad es saber dónde está, con quién está y te mantienes vigilante quizá con el pretexto de que te preocupas por el o con el pretexto de que lo extrañas.
Suelta el control, vive y deja vivir; necesitas ponerte metas cortas y límites para lograrlo.
Por supuesto que requieres mucha fuerza de voluntad, pero una vez que ya te hayas decidido, seguro lograrás sentirte más tranquila. Si sabes que con esto vas a lograr tu libertad interior y mucha más felicidad en pareja, te aseguro que no será tan difícil como crees.
En el fondo te aterras cuando tu pareja busca más independencia porque piensas que es sinónimo de que no te ama.
No te equivoques, el amor no es esclavitud ni tampoco implica simbiosis. Si tu pareja te pide más aire para respirar, dáselo. Eso significa que está buscando salud emocional para ambos. No pienses que no te ama.
Distrae tu atención buscando interese propios.
Comienza con un día a la semana exclusivo para ti. Pueden acordarlo juntos y aunque al principio será un poco difícil, si ambos se apoyan en este proceso de desprendimiento, lograrán confiar en que estos espacios les ayudarán a reconocerse y reencontrarse consigo mismos.
Eres presa fácil de sus abusos de confianza o incluso de sus maltratos psicológicos.
Es una especie de paradoja en donde tú participas siendo totalmente permisiva y complaciente por esa falsa percepción del amor. Tú sola te colocas como una presa fácil al dar el mensaje de que puedes soportar todo por amor, pero curiosamente después te decepcionas.
Asume la responsabilidad que te toca y nota como sin querer, propicias dicho maltrato.
Para nada me mal entiendas, no estoy quitándole a él la responsabilidad que le toca. Más bien intento que te des cuenta que inconscientemente juegas a caperucita, pero en realidad eres tú quien se pone frente a los colmillos del lobo para después salir corriendo.
Vives con la ansiedad al tope pensando lo que pasaría si algún día te deja.
No eres plena, puedes sentir que nunca es suficiente y vivir con a idea fija de que te abandonará. Es por esto que cada ves subes tu nivel de protección o de actitud complaciente por el pánico que te produce un posible abandono.
Salte del círculo vicioso del pánico y busca ayuda; entre mas miedo tengas, más control querrás ejercer.
Puedes vivir como esclava de tus propios miedos y nunca alcanzar la felicidad y la confianza en ti misma que requieres para dejar esos pensamientos y conductas tóxicas. Si no puedes sola, busca ayuda, necesitas soltar.